De origen único

AutorJosé Arrieta

Desde hace 52 años, los productores apegados a una tradición para elaborar y cultivar alimentos o manufacturar artesanías tienen una poderosa herramienta de protección a su labor.

Se trata de la Denominación de Origen, una especie de marca global garantizada por el Arreglo de Lisboa, documento elaborado en 1966 que la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) hace valer.

"Una denominación de origen es un tipo especial de indicación geográfica que, por lo general, consiste en un nombre geográfico o en una designación tradicional que se utiliza en productos que tienen calidades o características específicas que se deben esencialmente al entorno geográfico de su producción", detalla el libro "El Sistema de Lisboa", publicado por la OMPI.

Muchos de los miembros de la Organización Mundial de Comercio -entre ellos México- se incorporaron al pacto, que tiene por objetivo preservar la calidad y proteger el nombre de productos originarios como el tequila, el parmesano o el café colombiano.

UN CAMINO LARGO

Conseguir una Denominación de Origen no es fácil. A diferencia de otros países, en México el Gobierno es el único que puede gestionarla ante la OMPI.

Las propuestas y argumentos para la protección nacen de un colectivo de productores o de los gobiernos locales, y se presentan ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual.

Para registrar que los productos tengan la calidad o tradición de la que se precian, todo proyecto de Denominación de Origen debe tener un Consejo Regulador -que observa que los procesos no se alteren-, y una calificación del Ente Mexicano de Evaluación.

Una vez concluidos estos trámites, el Gobierno realiza el...

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