En el olvido empleadas domésticas

Yolanda Ayala y Pedro Villa y Caña

MÉXICO, D.F., mayo 2 (EL UNIVERSAL).- Es domingo y María está contenta. Es el primero, desde hace ocho años, que puede salir al parque con su hija Elvira. El costo que tuvo que pagar para disfrutar este día fue haber sido despedida por exigir sus derechos laborales y respeto como trabajadora del hogar.

“Cuando les dije a mis patrones que, según la ley, tenía dos días de descanso y que no me habían aumentado mi salario en todos estos años, me dijeron que de dónde había sacado eso y que qué iba yo a saber”, explica.

María acaba de cumplir 55 años, sus manos ásperas son signo de los últimos ocho, que dedicó a lavar, cocinar, y cuidar enfermos en una casa de la colonia Pedregal de San Francisco, en la delegación Coyoacán, del Distrito Federal.

Desde 2007 sólo había tenido un día de descanso —los lunes— y un sueldo de tres mil 350 pesos quincenales sin derecho a vacaciones ni aguinaldo; esto terminó el pasado domingo 12 de abril, cuando con humillaciones y gritos fue despedida. El trabajo en casa es una actividad que le gusta, es lo que sabe hacer, pero no está dispuesta a tolerar que se violen sus derechos laborales. María tomó conciencia de que sufría vejaciones y discriminación por parte de sus patrones por más de ocho años.

“Me gritaban constantemente, según ellos eran españoles y yo mexicana”, agrega la mujer, quien laboraba en promedio 10 horas diarias. Los domingos eran un día de carga mayor, por ser día de reunión familiar en el hogar donde era empleada: 12 horas, sin pago por el tiempo extra.

Según datos del Inegi, de los 2.2 millones de trabajadoras y trabajadores domésticos que existen en México, 7 de cada 10 que están bajo el régimen de planta sólo descansan un día a la semana, hasta 78% de los casos nunca ha recibido un aumento salarial.

Catalina González, también trabajadora doméstica, no es la excepción, ella también descansa un solo día a la semana: el domingo; sin embargo, tiene 20 años laborando por nueve horas y a veces más por apoyar en la casa donde ya se siente parte de la familia.

Era una niña de 10 años, que no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela, cuando para apoyar a su mamá comenzó a limpiar casas.

Sin conocer sus derechos y sin contar con ningún beneficio de ley, excepto el salario, ha trabajado como empleada del hogar durante 52 años. Medio siglo después, no tiene que mantener a nadie, sus tres hijas ya están casadas, sólo trabaja para ella y con que tenga para mantenerse es...

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