Octavio Paz: Legado entre el polvo

AutorFrancisco Morales V.

En el departamento que Octavio Paz y Marie José Tramini compartieron en la calle de Río Guadalquivir, en la Colonia Cuauhtémoc, el paisaje era ruinoso.

Lo primero que asomaba era una litografía de Rufino Tamayo tirada en el piso, con el cristal estrellado, quizá descolgada violentamente de su sitio por los sismos de septiembre pasado. Y la acumulación de polvo era evidente.

"No tuvimos acceso a toda la casa y, por ejemplo, nos quedamos en el nivel que íbamos a limpiar, porque lo que iba a pasar ahí es que se iban a cerrar las casas, y se van a mantener así durante un muy buen tiempo", relataría el Director de Asuntos Jurídicos del INBA, Héctor Domínguez, durante una reunión en sus oficinas de la Torre Prisma, la semana pasada, con interesados en la protección integral del legado del poeta.

A decir suyo, el primer nivel permaneció intocado, aunque no realizaron inventario ni sacaron fotografías de su estado actual.

Había algunos cuadros aquí y allá, además de algunas de las figuras de la India que Paz trajo a México tras concluir su tiempo como Embajador en ese país.

El polvo fue limpiado en lo posible y se removió cualquier cosa que pudiera provocar fauna nociva.

"Evidentemente, al cabo de veintitantos años, pues muchas cosas pasaron ahí: la acumulación de polvo... Los gatos que vivían o vivieron, o se metían y salían, entraban en todo, porque ya se hizo una combinación tremenda de gatos ahí con los inmuebles vecinos", describiría Domínguez. "En fin: (era) el abandono, el descuido".

Se capturaron cuatro gatos que iban y venían a su antojo en la terraza del departamento, y se entregaron al cuidado de amigos de la pareja.

Paz y Tramini vivieron en Río Guadalquivir hasta 1996, cuando un incendio los obligó a dejar el piso. Resultaron dañadas entonces las primeras ediciones que el poeta guardaba de sus propias obras, y que jamás pudieron recuperarse, así como libros de su abuelo y figura tutelar, Ireneo Paz, aunque algunos sí lograron ser reencuadernados por la UNAM.

Pero el lugar, ya controlado el incendio, fue remodelado y permaneció con pertenencias.

En la segundo planta, según recuentos de amigos cercanos a la pareja, todavía debe encontrarse la biblioteca principal del Nobel, una colección selecta de unos 2 mil volúmenes con sus amores literarios. También cuatro archiveros de pared que contienen documentos, fotografías y cartas.

"Evidentemente, ni teníamos la capacidad ni la facultad ni la atribución para meternos a hacer un inventario de...

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