La nueva 'normalidad'

AutorIsrael Sánchez, Yanireth Israde y Erika P. Bucio

Tras atravesar lo más difícil de la pandemia de coronavirus, debe imperar una profunda conciencia y empatía hacia el otro y el planeta. Así opinan miembros de la comunidad cultural y científica de México.

Menos consumo ...más reflexión

Valeria Souza, Bióloga, Maestra en Cienciasy Doctora en Ecología

Israel Sánchez

Desde la perspectiva científica, resulta una verdad casi axiomática la imposibilidad de regresar a aquello que se entendía como "normalidad" en los días previos al asalto global del SARS-CoV-2. Debe haber un nuevo futuro.

Así lo considera la bióloga, maestra en ciencias y doctora en ecología Valeria Souza (CDMX, 1958), para quien una economía basada en el consumo y en la extracción de los recursos naturales, además del pernicioso turismo desmedido, ya no tienen cabida.

"El consumir consumir, el viajar viajar, para empezar ya no va a haber el dinero para hacerlo; pero para seguir, no hay el menor sentido en hacerlo", dice en entrevista la investigadora del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, quien ha dedicado dos décadas al estudio de los microorganismos más antiguos.

"El que estemos viajando como locos sin pensar lastimaba muchísimo al planeta; el turismo donde se hacen hoteles masivos ya no tiene razón de ser. El famoso Tren Maya, ¿como para qué lo queremos si ni siquiera va a haber turistas internacionales? Viajar va a ser algo sumamente costoso y ya no va a ser para todos ni todos los días".

A decir de la especialista en evolución molecular y microbiana, aquel turismo "que viene, ensucia y se va" tendrá que ser sustituido por uno interno, impulsado por ciudadanos interesados en conocer las maravillas nacionales y en convivir con la naturaleza sin lastimarla, incluso resarciendo el daño en manglares arrasados y demás zonas ultrajadas.

"Lugares como Cancún, que dependían de este turismo salvaje, también van a tener que replantearse hacia dónde van y cómo van", enfatiza Souza, quien junto con su marido, el también científico Luis Eguiarte Fruns, dirige el Laboratorio de Evolución Molecular y Experimental del IE.

¿O sea que la "nueva normalidad" debe ser más verde y ecoamigable?

Exacto, y mucho más justa también, porque no es posible que unos cuantos tengan tanto y tantísimos tengan tan poco. Y, sobre todo, no tiene el menor caso ser un influencer que busca likes y que no aporta nada a la sociedad, cuando hay enfermeras que reciben muy poco de salario y que aportan muchísimo al mundo. Entonces, los valores de quiénes son los importantes en la sociedad también se tienen que replantear y replantearnos nosotros frente a esos valores.

Las palabras de Souza, quien ingresó el año pasado a la Academia Americana de Ciencias y Artes como miembro honorario internacional, hacen eco en el repetido discurso ambientalista de frenar la devastación; el incansable esfuerzo de los científicos por hacer entender a las poblaciones que cuidar de su entorno se traduce en el cuidado de sí.

Algo que, ahora más que nunca, los revela como un sector imprescindible en la configuración del mundo que sobreviva al feroz azote del Covid-19.

"Son los científicos los que dijeron 'aguas', los que saben qué está pasando y qué podemos hacer", sostiene Souza. "Y no me creo tan valiosa como una enfermera en la línea de batalla ante la pandemia, pero nuestro conocimiento tiene que ser valorado de otra manera porque nos puede guiar hacia dónde ir".

Y parte del abandono de esa conciencia antropocéntrica en favor del ambiente, lleva consigo el desprenderse también del egocentrismo inconmensurable, terrible signo de nuestros tiempos.

"Hemos estado tan ocupados en vernos a nosotros en un selfie, que no vemos todo lo que nos rodea ni que somos parte de él. Esta cultura inmediata del selfie, del yo, ¿y los demás? ¿Qué pasa con ellos?

"Yo creo que la nueva normalidad tiene que incluir esta profunda consciencia de los demás, de quiénes son los otros. Si estamos guardados, no es porque yo me vaya a infectar en particular o porque pueda tomar la decisión de enfermarme o no; es porque no quiero contagiar a alguien que no conozco, pero al que le quiero salvar la vida", subraya la ecóloga.

Con todo lo padecido, ¿estaremos mejor preparados para la siguiente pandemia?

Si dejamos de viajar como locos, consumir como locos y reunirnos como locos, o sea, si la nueva normal incluye cierta distancia y querernos de otras maneras, no forzosamente esa nueva epidemia nos va a atacar de esta misma forma.

Pero éste sólo fue el primer tsunami, el segundo que ahí viene es el cambio climático global; no es forzosamente un problema microbiológico, sino uno mucho más grande. Entonces, esto (la actual contingencia sanitaria) nos debe de preparar para enfrentar al problema más grande que es el cambio climático y el cual también incluye la insurgencia de muchas enfermedades, más todos los desastres ambientales, más la violencia, más los desplazados...

Más que pensar el virus de dónde va a venir y de qué nos vamos a proteger y cómo, hay que pensar cómo vamos a repensar nuestros hábitos de consumo para bajarle la temperatura (al planeta). No podemos regresar a lo mismo como hizo China, tenemos que hacer otra cosa. Mientras no dejemos esta economía de consumo y de extracción, no va a haber un cambio.

POR UNA CIENCIA FUERTE

En este trayecto hacia la nueva realidad, es claro el arduo trabajo que hay aún por enfrentar al anticientificismo, esa bandera que ondean -consciente e inconscientemente- tanto los que se han esmerado en negar la existencia del virus y sus letales consecuencias como aquellos otros, acaso más "conspiranoicos", que se han atrevido a aseverar que fue producido en un laboratorio chino, estadounidense o donde resulte de mayor impacto para el relato.

"Lo que tenemos que hacer es que el pensamiento científico se vuelva la nueva normal. En el nuevo mundo que tenemos que reinventar todos, todos tenemos que pensar con el pensamiento científico, que es el que te lleva a tener un razonamiento crítico ante lo que ves", apuesta la científica.

¿Así cesarían los ataques al personal médico?

Exacto, porque eso es simplemente la ignorancia junto con el miedo, nuestros enemigos a vencer para el nuevo futuro.

La experta aprovecha el exhorto al pensamiento científico para reprobar no sólo el poco apoyo a los investigadores por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) durante la emergencia, sino las mismas trabas que les ha puesto, como la restricción de que toda investigación y comunicación relativa al Covid-19 debe ser acordada y coordinada con el organismo que dirige Maria Elena Álvarez-Buylla, o como dice Souza, "pasar por sus garras".

"¡¿Cómo?! ¡Tienes que dejar que florezca la creatividad!", responde ante la medida la científica, quien destaca la labor de todos aquellos colegas volcados a la investigación y a la divulgación de información veraz durante este periodo crítico.

"Están todos los virólogos que salen todos los días a explicar en Youtube y en Facebook a quien los escuche, y no puede Conacyt parar la voz de todas esas gentes para tener una voz oficial. No hay tal cosa, eso es incorrecto".

Pero, sobre todo, lo más grave ha sido la forma en que el Consejo no ha evitado que se asfixie presupuestalmente a los centros de investigación, en un momento en que resultan indispensables para que el País pueda superar la pandemia.

"Es muy lamentable, porque en lugar de ser generoso y decir: 'Ay, CICESE, ¿cómo te apoyo para que puedas hacer tu labor mejor?'; 'A ver, Cinvestav, en lugar de quitarte estos fideicomisos y recortar tu presupuesto operativo 75 por ciento, estás haciendo una labor valiosísima, ¿cómo te ayudo?

"Ese debería de ser el papel de Conacyt ahorita, y no restringir los fondos, no restringir la voz, no restringir las investigaciones...

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