'No hay que regañar a los muertos'

AutorSilvia Isabel Gámez

La historiografía no se inventó para regañar a los muertos. Palabras de Edmundo O'Gorman que cita el historiador Salvador Rueda Smithers para ilustrar el peligro de enfrentar a los mitos.

Una cosa es puntualizar leyendas oponiendo hechos comprobables, y otra que el historiador se erija en juez y busque convertir al lector en su cómplice, explica.

"Para dar proporción humana a un personaje, el problema es que le encuentras un defecto y lo juzgas, cuando bastaría con describir". Si un historiador incorpora calificativos, advierte, criminaliza a los personajes.

La corriente cínica de la historia hunde sus raíces en la filosofía griega. Su mayor exponente fue Diógenes, que siempre despreció a los "salvadores de la sociedad", pero Voltaire, un escéptico absoluto...

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