Una niña bien...mala / Comida orgánica... orgásmica

AutorMilah

Amante como soy de todos los placeres del Universo mundano, cuando me ofrecieron participar en una degustación de comida orgánica, no la puede despreciar, y menos aún cuando me enteré de que el platillo principal sería servido nada más y nada menos que sobre mí en el marco de un evento internacional de erotismo en el que se organizó una tarde especial para cocinar y compartir platillos sanos, elaborados con alimentos orgánicos, pero con la peculiaridad de que, al ser combinados de forma especial, contribuirían a elevar libido y pasión.

El evento conjuntó elementos visuales, aromáticos, sensoriales y, por supuesto, incluyó una degustación de los platillos acompañados de vinos y licores.

-Llega dos horas antes para que te expliquemos en qué consiste tu participación.

Al llegar el equipo de producción me explicó de lo que se trataría y, desde luego, me tenían preparado un baño en una tina con una serie de jabones y desinfectantes especiales que me prepararían para servir de bandeja para aquella comida orgánica. Al terminar, con mucho cuidado me cargaron entre varios y me recostaron boca arriba en una mesa decorada sugestivamente para comenzar con la decoración alimenticia.

No les miento, estaba ligeramente nerviosa, pero toda aquella excitación de saber que cientos de personas degustarían platillos sobre mí, me tenía a mil.

Tras vendar mis ojos ligeramente y luego de incluir in la presentación una tanguita de encaje sumamente sexy como parte de aquel juego erótico, los chefs comenzaron a decorarme con aquella afrodisíaca comida de aroma sublime.

Verduras esculpidas, sushi y bocadillos dulces me cubrieron casi por completo. Colores, olores y sabores inundaban tapizaban mi cuerpo. No podía apreciar todo el escenario debido al ligero vendaje que solo me permitía espiar por alguna rendija, pero eso aumentó mi excitación y mis feromonas comenzaron a emanar.

El creador intelectual de aquel concepto, junto con su equipo de chefs, dieron la bienvenida y comenzaron la explicación. Un par de minutos más tarde me colocaron al alcance de los presentes.

Únicamente un grupo de personas seleccionadas tuvo la oportunidad de aproximarse para, con toda la calma del mundo, saborear cada uno de aquellos platillos presentados de una manera tan particular.

Yo, sin saber quién se aproximaba, solo sentía manos y palillos de bambú levantando uno a uno los canapés que yo portaba con firmeza y seguridad y, lo que nunca imaginé, fue que con cada roce de aquellas manos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR