Neblina Morada

Vaya que las cosas están cambiandoLuego de 40 años, el tianguis del Chopo se volvió un sitio lleno de tropezones, con más chucherías y menos discosJosé Xavier NávarEL UNIVERSALLa adicción sabatina de darse una vuelta al Tianguis del Chopo se ha vuelto una cuestión de suerte y cita con lo inesperado, sobre todo si se tiene en cuenta que, luego de 40 años, el lugar se ha vuelto un sitio de tropezonesAhora hay ahí toda clase de chucherías, tenis de colores, mezclilla, camisas de leñador, playeras nostálgicas, cadenas y estoperoles; pósters hechizos, artesanías informales, calaveras, monstruos y pocos puestos dedicados al vinil (la mayoría en estado ínfimo). Los compactos se mantienen, aunque algunos dicen que van en picada, lo mismo que los DVD.Las películas raras que no están en las plataformas, luego de la muerte de Juan Heladio Ríos, que le dio al cine en el tianguis otro sentido, se volvieron objeto de pleitos y rebatingas por parte de su voraz familia.Los puestos dedicados a la copia ya parecen ir en otro rumbo y se vende por debajo de la mesa. Muchos de los precios de discos importados, en casi todas sus formalidades, alejan a los clientes, y éstos quieren que todo cueste 50 pesos, y pues así no se puede. Luego, en el rubro de los libros, algunos mantienen precios decentes, mientras que otros están más caros que en las mismas librerías.Los de rock, a pesar de los nombres rimbombantes, parecen ya no decir nada. Rolan muchísimas ediciones de autor, sobre visiones del rock choporífero con tirajes mínimos, que sólo se asoman en algunos puestos. Sus precios son de los que siempre plantean dudas para llevárselos. Algunas presentaciones de los mismos son de verdadero asilo Mundet actualizado y no pierden un cierto encanto por la nostalgia.Muy pocos puestos están...

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