El nacionalismo en México

AutorAgustín Basave B.
Páginas29-35

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4. El nacionalismo en México

En México, los movimientos nacionalistas se han enmarcado en la búsqueda de identidad nacional. Tras la independencia de España en 1821, y una vez derrocado el fugaz Imperio de Agustín de Itur-bide, los Constituyentes de 1824 que dieron origen a la República se encontraron con un Estado pero no hallaron por ningún lado una nación. En otras palabras, la idea de la mexicanidad sólo habitaba en las mentes de quienes pertenecían a las élites política, militar, intelectual y eclesiástica. La gran mayoría de los ciudadanos de los Estados Unidos Mexicanos (la Constitución había erradicado las castas y los fueros y reconocido a todos la ciudadanía y la igualdad ante la ley) eran mestizos y sobre todo indígenas que poco o nada sabían de la existencia de las demás etnias, que no podían comunicarse entre sí porque hablaban distintas lenguas, y que sostenían culturas y valores muy diferentes. En 1847, en plena invasión norteamericana, los mayas en Yucatán se alzaban en armas contra los terratenientes y los gobernantes criollos de su estado, a quienes consideraban tan invasores como a los estadounidenses. Naturalmente, ellos se veían a sí mismos como mayas, no como mexicanos.

El primer intento de forjar una identidad común fue el llamado “patriotismo criollo”. En el siglo xviii, los descendientes de españoles nacidos en la Nueva España (criollos) padecían la discriminación por parte de los nacidos en España (peninsulares), quienes acaparaban las posiciones de poder en todos los ámbitos y les dejaban puestos secundarios. El sentimiento de marginación, agravado por el hecho de que los criollos se asumían con más derecho que los peninsulares a dirigir los destinos de las tierras donde habían nacido, se manifestó en una polémica intelectual. En Europa se publicaron libros de científicos que denigraban al continente americano y a sus habitantes, alegando que tanto la flora y la fauna como la población eran inferiores a los europeos. En respuesta, pensadores criollos novohispanos escribieron voluminosos tratados refutando esa tesis y defendiendo a América y, en particular, a la Nueva España. Pero al hacerlo se dieron cuenta de que tenían que exaltar a aquello cuya paternidad no podía ser reclamada por Europa, es decir, la geografía, la biodiversidad autóctona y las civilizaciones indígenas.

En busca
de la identidad nacional

Patriotismo criollo

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30 El Nacionalismo

El fenómeno guadalupano

De ese modo, el criollaje reclamó como suyo el pasado prehispánico y se enorgulleció de él.

Se trataba del primer intento de construir una nación mexicana. Los criollos hicieron su parte: se imaginaron hermanos de los indios, con quienes no tenían lazos de sangre pero sí el vínculo que da el haber nacido en la misma tierra. Pero la vinculación se limitó a las grandiosas civilizaciones que fueron destruidas por los españoles, pues con los sobrevivientes de esas civilizaciones —los indios que les servían en sus casas o vivían en la marginación— no sentían mayor afinidad. Además, la imaginería tampoco llegó a las mentes indígenas, que seguían percibiendo a los criollos como sus explotadores o sus amos, no como sus similares.

Tiempo después, en el siglo xix, un símbolo religioso que venía de lejos se convirtió en un poderoso factor de unidad para los patriotas criollos. La Virgen de Guadalupe, la patrona de México, fue enarbolada por los insurgentes como su bandera en la guerra de independencia. Los líderes criollos y sus seguidores mestizos e indios la siguieron con la misma devoción, al grado de convertirla en común denominador de una incipiente nación mexicana. Ya antes la Guadalupana había sido el centro de una sofisticada teoría que logró nada menos que erosionar la legitimidad del dominio español en la Nueva España, mediante una idea claramente subversiva: México no le debía el cristianismo a España.

El principal artífice de esta teoría fue el fraile regiomontano Servando Teresa de Mier. Su planteamiento, expresado en su célebre sermón guadalupano de 1794, era complejo. Según él, Quetzalcóatl, la deidad venerada por varios pueblos prehispánicos, fue en realidad el nombre que los indios le dieron a Santo Tomás, el apóstol de Cristo que en el siglo I había venido a las costas de Veracruz a enseñar el evangelio. Fue a...

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