Nacimiento de la República de Haití

AutorJuan Bosch
Páginas485-512
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A la caída de los jacobinos, como era lógico que sucediera, comenzó a
producirse en Francia un movimiento hacia lo que hoy llamamos la
derecha, que fue ganando terreno hasta culminar en una subleva-
ción de tipo realista; es la que en la historia de la Revolución se co-
noce por la fecha en que tuvo lugar, el 13 de vendimiario –5 de octu-
bre de 1795–. Fue en los combates del 13 de vendimiario cuando el
pueblo de París vio actuar a Napoleón Bonaparte, cuyo nombre venía
distinguiéndose desde que participó decisivamente en el levantamien-
to del sitio de Tolón, dos años antes.
Al quedar pulverizada la conspiración realista en París con los
combates callejeros del 13 de vendimiario, el reflujo político condujo
al país hacia la derecha. Francia no iba a retornar, desde luego, al an-
cien régime que tuvo hasta la caída de Luis XVI, pero tampoco al go-
bierno radical de los jacobinos. Aunque ya la Convención Nacional no
era la de Robespierre y Marat, seguía siendo un tipo de gobierno que
sumaba todos los poderes y eso le parecía muy peligroso a la burgue-
sía, que había acabado imponiéndose al país el 13 de vendimiario; de
manera que se elaboró una nueva Constitución –la tercera en seis
años– en la cual se estableció un poder ejecutivo de cinco miembros
denominado el Directorio y uno legislativo compuesto de dos cámaras,
la de los Ancianos y la de los Quinientos. Ese régimen iba a durar
hasta el golpe de Estado del 18 de brumario –9 de noviembre de 1799–;
después de ese día se constituiría el Gobierno del Consulado, com-
puesto por tres cónsules, y Napoleón Bonaparte, el autor del golpe de
Estado, sería el primer cónsul, de hecho, el único que gobernaba el
Capítulo XVII
Nacimiento de la República de Haití
Juan Bosch
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país; luego pasaría a ser cónsul vitalicio y por fin emperador de Fran-
cia.
La guerra con España había durado de marzo de 1793 a julio de
1795; fue, pues, una guerra limitada al tiempo de la Convención Na-
cional. Pero la guerra con los ingleses, que había comenzado bajo la
Convención –el 1 de febrero de 1793–, duraría hasta marzo de 1802,
cuando terminó con el tratado de Amiens– el día 27–; de manera que
ésa fue una guerra de la Convención, del Directorio y del Consulado.
Como veremos en este capítulo, España, la vencida de 1795, se alió a
Francia en 1796, es decir, bajo el Gobierno del Directorio, y mantuvo
la guerra contra los ingleses hasta la paz de Amiens.
Debido a su trágico destino de frontera de los imperios, el Caribe
seguía padeciendo los embates de la guerra, lo mismo si había luchas
entre Francia y España o entre España e Inglaterra que si los beligeran-
tes de hoy pasaban a ser los aliados de mañana. Cualquiera que fuera
la posición de un imperio europeo frente a otro, sólo podía haber paz
en el Caribe si la había en Europa. Así, al entrar el año de 1796 se se-
guía luchando en el Caribe tanto como en el 1795.
En Haití se combatía contra los ingleses que habían tomado los
puertos principales del oeste y Julien Fédon seguía su guerra a muerte
contra los ingleses en Granada. En este último lugar los británicos que-
daron reducidos, como dijimos en el capítulo anterior, a moverse sólo
dentro de los pequeños límites de la villa de Saint George. El sitio de
Saint George se prolongó hasta el mes de marzo, cuando los ingleses
recibieron refuerzos suficientes para levantarlo, pero no para avanzar
hacia el interior de la isla. Para eso hacía falta un contingente inglés
más grande, y llegó en el mes de abril, cuando Inglaterra colocó en el
Caribe una fuerza realmente poderosa, de mar y de tierra, bajo el man-
do del almirante sir Henry Harvey y del general sir Ralph Abercromby.
Esa fuerza iba a actuar a fondo en las islas antillanas –con la excepción
de Haití–, y en el caso de Granada lo hizo sin que Fédon pudiera
ser derrotado. El jefe guerrillero se retiraba hacia los montes con domi-
nio de sus hombres e iba dejando en el camino prisioneros ingleses
degollados.
A fines de abril Abercromby se lanzaba sobre Santa Lucía y el día
27 desembarcaba tropas en Anse le Choc y Anse le Raye, las dos situa-

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