Nace un imperio (I)

Rafael Caro Quintero provenía de una familia humilde.

Emilio Caro Payán y Hermelinda Quintero vivían en La Noria, un lugar pequeño y casi olvidado de las autoridades de Badiraguato, Sonora. Como podían, en medio de la pobreza y con tierras que les eran rentadas y sembrando maíz, frijol, y trigo así como con la cría de animales, trataban de sacar adelante a sus 11 chiquillos. Al mayor de ellos, que nació el 24 de octubre de 1952, le nombraron Rafael. Rafael Caro Quintero.

Sólo alcanzó a estudiar hasta la primaria, pero siempre fue un chico precoz y avispado. Cuando Caro Quintero tenía 13 años la familia recibió un duro golpe: Don Emilio Caro falleció. Él sabía lo que tenía que hacer. Nadie tuvo que decírselo. Empezó a trabajar para hacerse cargo de los gastos de la casa.

Fue así que emigró a Caborca donde empezó a trabajar como ganadero. A los 18 años cambió de aires y se volvió chofer de camiones. Tal vez ni siquiera él se imaginó que eso cambiaría su vida.

Al estar transportando mercancías conoció a Pedro Avilés Pérez, un narcotraficante de los años 70. Junto con su hermano Jorge Luis, Caro Quintero empezó a sembrar mariguana en los terrenos que tenía su padre. De Avilés aprendió todo lo que había que saber del negocio de las drogas. Las ganancias pronto empezaron a rendir grandes frutos y pudieron extenderse tanto en terrenos para la siembra de droga, así como en la inversión de terrenos e inmuebles.

Sin embargo, Avilés Pérez no gozó mucho tiempo las mieles del narcotráfico. En 1978, cuando se dirigía al poblado Agua Calientita, en Culiacán, fue detenido por el Ejército. Le quitaron las armas y supuestamente lo ejecutaron junto con sus tres acompañantes.

Para entonces Caro Quintero ya había hecho los contactos necesarios, así que pudo seguir en el negocio. Se asoció con Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, y eso le abrió más puertas. Conoció a Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, y Miguel Ángel Félix Gallardo. Junto con el llamado Cártel de Guadalajara, la bonanza llegó a manos llenas.

A principios de los años 80, cuando apenas tenía unos 28 años, Caro Quintero era el rey del Triángulo Dorado. Cultivaba cientos de hectáreas de mariguana y amapola y la traficaba a Estados Unidos. De acuerdo con el expediente judicial de su caso, también sembraba en Zacatecas, Michoacán y Jalisco. La joya de su corona estaba en Chihuahua: el Rancho El Búfalo. En ese terreno de mil hectáreas de extensión y con alta tecnología agrícola tenía trabajando a...

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