Corrupción multimillonaria en la Fundación Jenkins

AutorÁlvaro Delgado

Una trama de corrupción, tráfico de influencias, compra de justicia y otras ilegalidades sacude a la Fundación Mary Street Jenkins, la institución de caridad más rica de México con casi 10 mil millones de pesos de patrimonio y patrocinadora de una de las principales escuelas privadas del país: la Universidad de las Américas.

Se trata de una disputa de poder y de dinero entre los integrantes del patronato de la fundación, la propia familia Jenkins: padre, madre y hermanos enfrentados con el primogénito, quien los acusa de enriquecerse ilegalmente a costa de la institución de beneficencia.

"Éste ya no es sólo un asunto familiar, es un tema público", advierte Guillermo Jenkins de Landa, el primogénito de la familia, quien revela que un personaje clave en el conflicto es el rector de la Universidad de las Américas (Udla), el panista Luis Ernesto Derbez, canciller en el gobierno de Vicente Fox.

"Es una persona que tiene mucha influencia sobre mi familia, los manipula completamente", afirma y asegura que Derbez ha cometido o solapado delitos que la Procuraduría de Justicia de Puebla no investiga, porque -según él- ha "comprado" a ésta mediante becas de la Udla a agentes policiacos.

Eso mismo hizo la familia Jenkins -acusa- con el presidente de la Junta de Instituciones de Beneficencia Privada de Puebla, Amado Llaguno Mayaudón, quien avaló la reforma a los estatutos de la fundación: le obsequiaron una beca de la Udla para su nieto.

Precisamente ante la junta, que depende del gobernador panista Rafael Moreno Valle, Guillermo Jenkins de Landa presentó, en diciembre, una denuncia para ser restituido como patrono de la Fundación Jenkins y que sus padres, Guillermo Jenkins Anstead y Elodia Sofía de Landa Irízar, sean removidos por actuar de manera ilegal para beneficiarse de la fundación.

Y pone un ejemplo: Sus padres crearon una empresa que recibió un préstamo de la Fundación Jenkins para comprar un edificio en Paseo de la Reforma e Insurgentes, en la Ciudad de México, que luego se lo vendieron a otra empresa de la propia institución de beneficencia, con cuya operación ganaron ambos más de 8 millones de dólares.

Esta triangulación implicó el desvío de más de 14 millones 200 mil dólares del patrimonio de la fundación, una conducta que Jenkins de Landa califica de ilegal, igual que la multimillonaria "inversión" que sus padres y hermanos tienen en un desarrollo inmobiliario en Los Cabos, Baja California Sur, en el que están involucrados -además- otros parientes.

Afirma que los socios del desarrollo en Los Cabos, Mariano Mariscal Barroso y Mariano Mariscal Asúnsolo, son familiares de Jacqueline Asúnsolo, esposa de su hermano Roberto Jenkins de Landa, "por lo que innecesariamente se sometería a la fundación a potenciales conflictos de interés derivados de esa relación personal".

Roberto Jenkins de Landa, quien junto con sus padres tramó la destitución del primogénito, recibió también un...

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