Mujer. Entre la diferencia y la desigualdad

AutorLuis Antonio Hernández Sandoval
Páginas116-118
UN AÑO DE REFLEXIÓN EN TORNO
A LOS DERECHOS HUMANOS
116
A mí no me queda claro, pero qui-
zás la abierta contraposición que
existe entre una mujer y un hombre
(permítaseme en este texto llamar-
le hombre al hombre) en el trans-
curso de los tiempos sea una mez-
cla mutua de envidia y fascinación,
de miedo y amor, de necesidad y
desahogo, de dominación y suble-
vación, aunque en el recuento sea
el hombre a la vez el victorioso y el
que lleva todas las de perder.
La cultura ha sostenido a la huma-
nidad mediante la constante dife-
renciación entre la mujer y el hom-
bre, basta un ejemplo muy simple y
al parecer ingenuo: cuando un ser
humano ha nacido, por regla gene-
ral lo primero que se dice del recién
nacido y una de las preguntas más
comunes que se formula al padre y
a la madre, estriba en: ¿y qué fue?,
¡es una niña!, ¡es un hombrecito!,
aunque en realidad lo que hace-
mos en automático es encajarlos
en el molde social, donde existen
ingeniosos patrones de conducta
como el denominado género, no
obstante, la clasif‌i cación no nos
responde a la pregunta ¿qué es una
mujer? ¿qué es un niño? Es singular
que la primera pregunta para el co-
nocimiento de un ser humano sea
insuf‌i ciente para armonizarla con
nuestras propias creaciones, ya sea
el sexo o el género.
Y es que el problema no está en
la diferencia, sino en la desigual-
dad. Cuando la igualdad se opone
a la diferencia en lugar de hacerlo
contra la desigualdad olvidamos
que los seres humanos no estamos
fabricados en serie. Ante lo inédito
de un ser humano, de inmediato
le comenzamos a quitar su auto-
nomía, al grado que, como diría
Giovanni Papini, una vez sociali-
zados nada es de nosotros, porque
ya se nos han impuesto los gustos,
los sentimientos y los prejuicios
de los que han venido antes. La
desigualdad entre mujeres y hom-
bres es producto de este proceso:
convirtiéndose en el prejuicio por
antonomasia, porque, ¿quién ha es-
capado de los argumentos morales
imperantes en todos los sistemas
educativos, sociales, económicos y
religiosos que vinculan lo esencial
de ser mujer con vivir una vida para
los demás, renunciar a ser sí mis-
mas y no tener mas vida personal
que sus sentimientos?
En cualquier lugar, de muy diver-
sas formas, y en gran cantidad de
MUJER. ENTRE LA DIFERENCIA Y LA DESIGUALDAD
Luis Antonio Hernández Sandoval

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