Mueven a parejas hilos invisibles

AutorEugenio Torres

Toda relación de pareja es una danza. Cada quien ejecuta sus pasos, invita al otro a ciertos movimientos y, a su vez, el otro lo invita a ciertos movimientos.

Pero en este baile hay hilos invisibles que nos mueven y que tienen que ver con nuestra historia personal y familiar, advierte Joan Garriga, psicólogo por la Universidad de Barcelona, quien, en su nuevo libro, Bailando juntos (Diana), aborda la cara oculta del amor en la pareja y la familia.

Los disfraces, estereotipos y pautas previsibles en el reparto de roles en la pareja son reconocibles por todos, aunque un poco menos por aquellos que los interpretan: uno grita y el otro se muerde los labios; uno es introvertido y el otro, extrovertido; uno manda y el otro obedece; uno está triste y el otro, alegre; uno es responsable y el otro, irresponsable; uno es fuerte y el otro, delicado; uno es audaz y el otro se asusta por todo; uno es víctima y el otro, agresor...

Las preguntas que podríamos hacernos es ¿por qué bailamos un paso y no otro?, ¿por qué nos ponemos en el rol de salvador y no en el de responsable?, ¿por qué hacemos el papel de irresponsable o perfeccionista o policía?

"Ahí tendríamos que revisar cuáles han sido nuestros aprendizajes vinculares con las figuras paternas, figuras de apego, primigenias o tantas otras cosas históricas que hay en esta red invisible de nuestro inconsciente de nuestro mapa afectivo", señala el terapeuta en Gestalt y Constelaciones Familiares.

"Hay danzas o bailes con resultados de bienestar y, generalmente, llevándolo al extremo, la mejor danza sería aquella en la que verdaderamente somos lo que somos a cada momento y respetamos que el otro es como es a cada momento", explica el autor.

"Las danzas difíciles son las estereotipadas, aquellas en las que realizamos juegos psicológicos, donde, por ejemplo, estereotipadamente tenemos que danzar el baile del personaje 'invisible' para que el otro nos encuentre o el baile del personaje salvador invitando al otro, en cierto modo, a que tome el rol de problemático para que nosotros podamos salvarlos".

Para "bailar" de manera más sana, libre y plena en la pareja, propone analizar, cuestionar y trascender la experiencia que tuvimos con nuestros ancestros.

"Nunca se insistirá lo suficiente en lo importante que es estar en paz con los padres y haber tomado y trabajado aquello que fue con los padres, porque si no, la pareja se convierte en un espacio donde llevamos nuestros asuntos pendientes con los padres.

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