La monumental trampa de los pasaportes

De un día para el otro, el nutrido contingente de futbolistas argentinos, brasileños, uruguayos, paraguayos, colombianos y peruanos que compiten en Europa se convirtieron en inmigrantes sospechosos, ilegales. Por causa de una gran posesión de pasaportes mal habidos o falsos. En algunos casos, los acusados debieron abandonar de urgencia los países de residencia, amenazados por fiscales y jueces. Aunque ya en Francia hay un presidente de club (el Saint Etienne) y un club (el propio Saint Etienne) que ya recibieron suspensiones deportivas (un año y 7 puntos, respectivamente), todavía no han surgido sanciones ejemplificadoras en Italia, Inglaterra y España, los otros países que están revolviendo esta olla de ilícitos.

Está claro que, a pesar de las caras compungidas de muchos, estos hechos no nacieron ayer ni de la nada. Hay un funcionario italiano que propone revisar todos los documentos comunitarios otorgados desde 1998 hasta la fecha. Por el Congreso brasileño están desfilando empresarios, jugadores, abogados y dirigentes de futbol, que en menos de un mes ya han descubierto que hay una organización que se ocupa de exportar futbolistas con documentos falsos. Careca, la ex estrella en los tiempos de Maradona en el Nápoli, transformado ahora en intermediario, lo dijo con claridad: "El pase de Jeda (hoy expulsado de Vicenza) valía 150 mil dólares sin el pasaporte comunitario y 500 mil con el pasaporte". Esa es la realidad que ha imperado en el mercado del futbol europeo en los últimos años, desde que entró en vigencia la llamada ley Bosman (1995). Los clubes de Italia, España, Francia, Inglaterra, Alemania, Grecia y hasta Bélgica consintieron en burlar el espíritu de esa igualación de posibilidades entre los ciudadanos de la Unión Europea al contratar y aceptar en sus filas a ciudadanos extracomunitarios que portaban el dichoso pasaporte marrón que los acredita como comunitarios. Por las buenas (legalmente) o por las malas (ilegalmente). Un esquema de engaños que no es nuevo y que ya reinó en épocas pasadas (la década del 70), como bien lo certificaron los medios españoles.

El brasileño Aloisio, suspendido por cuatro meses (sanción después reducida a dos) reconoció ante sus diputados que fue el propio presidente del Saint Etienne quien le ofreció la posibilidad de agenciarse de un pasaporte portugués. El vicepresidente de la Federación Maranhense de Futebol, Antonio Cassas Ribeiro, fue acusado formalmente de ser uno de los jefes de la organización que se encarga de falsificar pasaportes y actas de nacimiento para los jugadores que son transferidos a Europa (y de mantener con otros un control sobre las selecciones sub 17 y sub 20, además). En el emblemático caso del argentino Verón, la traductora que participó en la trampa de inventar un bisabuelo italiano (adulterando un nombre en un acta de nacimiento) involucró formalmente a un empleado del Lazio como responsable de la maniobra ("Desde que le conseguí ascendientes italianos a Marcelo Salas (mapuche de pura cepa) sé que se los puedo conseguir a cualquiera", le dijo a la mujer). Un diplomático español de la oficina consular de Montevideo fue suspendido de sus tareas y dos italianos de la misma actividad en Sudamérica están siendo...

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