Momento dulce

AutorRené Rentería

Hace miles de años, Jesús y su madre fueron invitados a una boda celebrada en Caná de Galilea. Durante el banquete, pasó lo que ninguna novia quiere que suceda: se acabó el vino y sin éste, la fiesta termina.

Como buena madre, María le cuenta a Jesús la tragedia y él contesta que no tiene nada que ver en el asunto; sin embargo, dotada del poder que la naturaleza confiere a las madres, ignoró sus anodinos comentarios e instruyó a la servidumbre para que siguieran las instrucciones de su divino hijo, quien ordenó al encargado llenar unas tinajas de agua y servirlo. Al probar el agua transformada en vino, los invitados quedaron cautivados con aquel elixir.

La trascendencia de este pasaje bíblico en relación con el vino inspira un aspecto trascendental: Jesús elevó esta bebida a un rango superior como acompañante imprescindible de los alimentos.

El mandamiento es claro: el vino no puede faltar a la mesa y menos cuando se festeja a la autora de nuestros días. La celebración familiar es un buen pretexto para agasajarlas con un estilo de vinos peculiar: los espumosos.

Las burbujas propias de estos vinos son consecuencia de una segunda fermentación -en tanque o en botella-, de tal suerte que, en esta etapa de la vinificación, el gas carbónico producido no se deja ir a la atmósfera, sino que forma parte del vino hasta su servicio en copa.

Para aguantar la fuerte presión de este gas, las botellas que los contienen son más gruesas y sus icónicos corchos, en forma de champiñón, son sujetados por un bozal de alambre, propiamente llamado muselet.

A menudo servidos como aperitivo, los vinos espumosos también son recomendables para cerrar una comida. Resultan buenos compañeros de postres sublimes como los de Luis Robledo, reconocido como uno de los mejores reposteros de Latinoamérica y quien, durante la pandemia, decidió extender su proyecto y lanzar La Pastelería.

"Es una extensión de la marca Tout Chocolat, porque ya hacíamos pasteles, pero enfocados totalmente en el chocolate. Durante la pandemia hubo la necesidad de buscar nuevos ingresos y una oferta más diversa.

"La particularidad es que en cuanto entra la orden, planeamos la entrega para que el pastel no tenga más de un par de horas de haberse terminado. Es un producto súper fresco, sin tiempo de vitrina o de congelación, y hecho para ti, no es algo que se produzca en línea", detalla.

En la oferta de este novel proyecto, que sólo recibe pedidos a través de su tienda en línea, hay clásicos, como el...

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