Mochilazo en el tiempo

Cuando el lechero entraba, literal... hasta la cocinaEL UNIVERSAL?¡Llegó el lechero! Llegó gritando ¡Llegó el lechero! Llegó cantando?, dice la canción interpretada por los Hermanos Záizar. Antes, ?en la década de los 60 y 70?, estos personajes eran comunes en la ciudad. Se veían a los caballos o bicicletas cargados de leche en las calles. Los hombres tocaban la puerta de las casas o gritaban ?la lecheeeeee? como anuncio de su llegada.

Si la confianza de los clientes era mucha, los repartidores recibían las llaves de las viviendas para dejar la mercancía y entraban hasta la cocina, dejaban el producto, incluso, lo vaciaban en la olla, cuenta don Óscar, repartidor de leche desde hace más de 20 años en su negocio llamado Xaltipa ? en la Ciudad de México?. Ahora, los pocos que se dedican a este oficio, ya no gritan: ?La lechiiiiii?. Tocan la puerta y dejan las botellas frente a la casa de sus compradores.

Los gajes de este oficio han catalogado de coquetos a estos hombres, por lo cual, se relacionan con la famosa frase ?el hijo del lechero?. Don Óscar cuenta lo que hay detrás del dicho: ?Antes, era el hijo del panadero, o carnicero?Después se coló el cartero. En las casas trabajaban muchas jóvenes de provincia y, por eso, cuando resultaban embarazadas, decían: ?¿De quién es el hijo?? Si no es del panadero, es del carnicero y sino, del lechero. ¿Por qué? Uno va a tocar a las casas y abren las muchachas de servicio??, explica.

El padre del señor Óscar trabajaba en la colonia Roma hace varias décadas. Platica que ahí?y en distintas zonas de la Ciudad de México? había muchos de estos negocios. La gente iba al rancho a comprar su porción o le pedían al señor del rancho que iba en su camioneta, les vendieran un poco.

Don Óscar trabaja de 7 de la mañana a 12 de la noche, hora en la que llega la carga de leche a Xaltipa.

En ese lugar había ranchos y comenzaron a vender los derivados de las vacas: ?Ponían un localito para ofrecer su leche. Después, (el dueño) ?por la gran demanda? contrató gente (cada uno con un puesto). Vio la gran cantidad de producción, por lo cual, se los vendió a los señores repartidores?. Uno de los compradores fue su papá, quien tiene más de 80 años y ya no labora en este gremio por cuestiones de salud.

Los lecheros vendían en sus puestos o iban de casa en casa pregonando su mercancía. Quizá era la moda, pero seguramente muchas personas les era más cómodo escuchar un grito para,después, salir por la bebida fresca que ir por ella hasta el expendio. Gracias a eso, los repartidores a caballo, bicicleta o caminando se hicieron famosos.

El reparto de la leche no era indispensable, pero se volvió necesario para la comodidad de las personas. Ahora, la mayoría de la gente prefieren comprar todo en el súper con vales, por ser más práctico.

Repartidor de leche que recorría la ciudad en su bicicleta en 1997. Hoy, el nulo apoyo gubernamental a los pequeños productores de leche los hace desaparecer.

Los centros antiguos lecheros en la CDMX

El 5 de noviembre de 1946, EL UNIVERSAL publicó la nota ?Sueño realizado: leche que es leche?, en donde se dio a conocer la inauguración de la planta rehidratadora, Lechería Nacional S.A. ?ubicada en Azcapotzalco?, desde la cual se distribuiría ?leche de absoluta pureza y magnífica calidad?. De acuerdo con la nota, el Gobierno del Distrito Federal afrontaba el problema de la poca extracción de esta bebida. Los establos locales no cubrían la demanda. A través la organización Lechería Nacional S.A. ?ubicada en Azcapotzalco?, las autoridades pretendían incrementar la producción.

Portales, Santa Úrsula y Villa Coapa eran algunos lugares de mayor producción. Según una publicación de EL UNIVERSAL, ?Villa Coapa y sus...

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