'Ser ministro se acaba, pero la vida continúa'
| Autor | Jorge Ricardo |
La oficina del Ministro José Ramón Cossío Díaz es la única de color rojo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Pero no viene de ahí su fama de disidente, liberal o "rebelde", como él dice. El ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009 ha estado a cargo de algunos de los casos polémicos más recientes.
Fue el autor del dictamen para liberar a 29 acusados por la matanza de Acteal, propuso que sean los tribunales ordinarios quienes juzguen a militares que cometan delitos en la lucha antinarco, como lo solicitó la CIDH, y elaboró el proyecto de sentencia para juzgar al ex Presidente Luis Echeverría por genocidio.
Con tantos casos, debe sentir algo de culpa o vanidad.
Puede ser, a veces uno quisiera que las cosas se resolvieran de otra forma. Parte del trabajo que uno hace es estar insatisfecho con las cosas o cuestionarlas.
¿Habrá algún caso que todavía le duela haber perdido?
¡Muchísimos! Uno: en la responsabilidad de un ex servidor público, no le digo el nombre, perdí cuatro a uno, pero debía haber sido procesado.
Miembro de la SCJN desde 2003, Cossío Díaz es el ministro más joven, cumplirá 49 años este sábado 26 de diciembre. Era un pésimo estudiante hasta la preparatoria -"me gustaba el futbol, la bicicleta la vida"-, después obtuvo 10 de promedio en la Universidad de Colima y los máximos honores en las instituciones de España donde hizo la maestría y el doctorado.
Desde 1993 empezó a dar clases en la UNAM y el ITAM, donde todavía sigue, y durante su estancia en la Corte ha escrito tres libros, con los que suma 15 publicados.
"Siempre he querido ser académico. Esto de ser ministro se acaba, para mí dentro de nueve años, pero la vida continúa", sostiene.
"Valdría mucho la pena que los legisladores se apoyen en conocimientos científicos expertos. Siempre lo he tratado de hacer en la Corte, donde me han ayudado la Academia Mexicana de Ciencias, la UNAM, el ITAM...".
Reconocido en la categoría de Ciencias Sociales y Filosofía, asume con alegría el galardón en medio de sus lacónicas respuestas.
"Estoy muy contento; es un premio muy importante y haberlo ganado me impulsa a seguir trabajando. Es difícil ganarlo entre la gran variedad de historiadores, lingüistas y economistas".
¿Pensó alguna vez tener este poder de decisión en la Corte? ¿Qué siente?
Es muy angustiante. No voy a decir que en todos los asuntos, porque uno ve aquí unos 2 mil 500 al año. A veces uno quisiera encontrar una solución humana para poder favorecer a...
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