Una mexicana enfrenta a la "Inquisición 2.0"

AutorAlejandro Gutiérrez

MADRID.- La mexicana Ana Marilú Reyna Castillo, de 39 años, vive un calvario que califica como la "Inquisición 2.0", a raíz de la sentencia que la juez de Instrucción de la Audiencia Nacional, María José Rodríguez Duplá, dictó en su contra el pasado 28 de junio por el delito de "enaltecimiento al terrorismo", por supuestamente difundir mensajes que ensalzan las acciones del Estado Islámico (EI).

Reyna, originaria de Monterrey, fue sentenciada a un año y medio de cárcel por su presunta difusión del ideario sala-fista (vertiente islamista ultraconservado-ra) junto con su esposo, el marroquí Aziz Zaghanane Khaybat. Él -a quien acusan de encabezar una célula de adoctrinamiento para la Jihad (la Guerra Santa)- fue condenado a seis años de prisión.

En entrevista con este corresponsal, Reyna relata el infierno que ha vivido desde la detención de su esposo, en mayo de 2016, y la propia, en enero de 2017, por agentes de la Jefatura de Información de la Guardia Civil y el Grupo de Información de la Comandancia de Madrid, del mismo instituto armado.

Aunque aún cabe la posibilidad de un recurso de casación contra la sentencia ante el Tribunal Supremo, que su defensa interpondrá en estos días, Reyna está sin empleo; a un paso de perder el departamento cuya compra gestionaban antes de su captura; y con la amenaza de que le nieguen definitivamente la nacionalidad española y la expulsen de España.

La pesadilla, relata, empezó la madrugada del 3 de mayo de 2016, cuando un grupo operativo de la Guardia Civil irrumpió en su casa, en la localidad madrileña de Pinto: "Entraron tirando la puerta. Eran como cuatro y media o cinco de la mañana. Al principio pensé que se estaba cayendo una obra de reformas que habíamos hecho en el departamento. Estaba muy oscuro, pero vi que mi marido se levantó, y yo detrás de él para ir a ver a mis dos hijos a su habitación. Empecé a ver luces y armas. En ese momento pensé que alguien se había metido a robar".

"Entonces escuché una voz que nos gritó: 'Guardia Civil, tírese al suelo'. Cuando encendieron las luces vi que había muchos policías armados y perros, volteé a la habitación donde estaban mis niños y vi que (los guardias) entraron apuntando."

En ese momento, dice, "sentí miedo de que se les fuera a escapar una bala y le fueran a pegar a mis hijos. Cuando hicieron el recorrido por el departamento y vieron que no había nadie más, nos levantaron del suelo a mi marido y a mí. A él lo pusieron en el sofá y a mí me quitaron las esposas y me pidieron que fuera con mis hijos y permaneciera ahí".

Critica que durante el operativo un agente quiso revisar el coche familiar y

"me pidió que me tapara la cabeza", con el argumento que había "muchos periodistas". "Yo le dije: '¿Por qué me voy a cubrir la cabeza?' Insistía y le dije que no lo haría, porque...

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