Meta inflacionaria, política monetaria, y la regla incoherente de 'el subastador tiránico

AutorEtelberto Ortiz
Páginas65-101
[65]
CAPÍTULO 3
ETELBERTO ORTIZ*
Meta inflacionaria, política monetaria,
y la regla incoherente de
“el subastador tiránico”
INTRODUCCIÓN
LA POLÍTICA monetaria para una economía pequeña abierta
todavía se deja como una extensión de segunda mano del
caso de una economía cerrada. La presunción es que el modelo
de economía cerrada presenta las características básicas de un caso
general y por consiguiente pertinente para cualquier caso más “pe-
queño”. El capítulo resalta algunos rasgos que cuestionan la tradi-
ción, estableciendo que los eslabones productivos y financieros
con el mercado internacional conforman una conducta estructu-
ralmente diferente. La política monetaria es conducida mediante
el manejo de ciertos precios fundamentales para la economía. Esos
precios enviados por la autoridad monetaria –es decir, el banco
central– incorporan una señal que es la meta inflacionaria. En una
economía abierta, se debe agregar la búsqueda de capital externo
necesario para cerrar al modelo. Este artículo presenta un modelo
de política monetaria relevante para economías pequeñas y abier-
tas que están pasando por severos procesos de cambio estructural
como parte esencial de una política que busca impulsar la creación
y desarrollo de un mercado de capitales.
El artículo sugiere que las reformas estructurales y financieras
siguieron realmente dos caminos: a) el de la reforma institucional
de la política comercial, industrial y la reforma financiera; y b) el
cambio a un nuevo modelo de política monetaria. Particularmen-
te este último se asocia a lo esencial del nuevo modelo de política
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. México.
66 ETELBERTO ORTIZ
META INFLACIONARIA, POLÍTICA MONETARIA 67
económica, que descansa sobre dos principios que suelen llamar-
se “fundamentos macroeconómicos sanos”, es decir: déficit públi-
co nulo e inflación cero. El funcionamiento real de este modelo ha
llevado a un solo instrumento de la política económica activo: la
política monetaria, reduciendo la política fiscal a un ajuste pasi-
vo. La política monetaria opera a través del control de un vector
compuesto por tres precios (E, i, w), E la tasa de cambio nominal,
i la tasa de interés y w la tasa de salario. El vector de precios de
base (V PB en adelante) lo recibe cada agente en la economía,
quienes tienen que conformar sus planes económicos y acciones
a ese vector de precios, sean de equilibrio o no para ellos. El pro-
blema se presenta porque el banco central sólo está atento a sus
propios equilibrios, es decir: el balance público, el de balanza de
pagos y el saldo con los bancos comerciales. No obstante, el banco
central no está abierto a considerar los desequilibrios de los agen-
tes privados, tales como el desempleo, créditos vencidos, etcétera. Es
por eso que lo llamamos el modelo del “subastador tiránico”.
De esta forma, en una economía totalmente flexible los agen-
tes privados están ante un desequilibrio frente al que tratan de ajus-
tarse mediante: ajuste de precios, real o nominal; o a través de sus
planes de inversión, por consiguiente de la cantidad producida.
Tomando en cuenta el largo plazo, la competitividad también debe
entrar como parte de la estrategia de ajuste, a través de la intro-
ducción de cambio tecnológico y organizacional, buscando incidir
en la productividad del trabajo. El principal problema es que los
agentes privados también podrían encontrar una manera de ajus-
tarse temporalmente a través de la acumulación de deuda, lo que
incide negativamente en el cambio estructural necesario para de-
sarrollar el potencial exportador que se busca a través una reforma
estructural. El programa de la reforma estructural en lugar de
promover el crecimiento de la exportación productiva y fortalecer
el mercado de capitales, termina por descansar en la acumulación
de deuda externa.
La fuente de la dificultad es que el camino de ajuste realmen-
te depende de la política monetaria. Es ahí donde encontramos
los límites de política monetaria como una proyección del “su-
66 ETELBERTO ORTIZ
META INFLACIONARIA, POLÍTICA MONETARIA 67
bastador tiránico”, debido a que el banco central genera impactos
contradictorios en los sectores real y financiero.
LOS PROBLEMAS EN DISCUSIÓN
LA TEORÍA ortodoxa sobre la política monetaria descansa en una pro-
posición contradictoria: la fundamentación micro descansa en un
canal de transmisión de lo “monetario” a lo “real” en una especie
de efecto de saldo real basada en la teoría cuantitativa, en tanto que
la inflación y los fenómenos relacionados de desempleo son anali-
zados a través de la relación entre la tasa de desempleo e inflación
en lo que malamente se llamó “curva de Phillips”. Recientemen-
te la relación entre la tasa de interés y la tasa de inflación se
plantea en el modelo de Taylor.1 En ambos casos, curiosamente,
sin ninguna relación con el modelo básico de la teoría del valor. La
introducción de expectativas en el modelo de equilibrio general
condiciona sus resultados a que (vaya ex hipótesis) en todo mo-
mento y bajo cualquier circunstancia prevalece la misma condi-
ción de equilibrio real. No obstante, el problema de formación de
precios y expectativas es que puede no ser un proceso necesaria-
mente en equilibrio. Como Hahn y Solow han expresado (1998),
el equilibrio postulado no se asocia a una consideración analítica
sobre el proceso del desequilibrio. Por consiguiente, cualquier polí-
tica que viene del lado monetario, ex hipótesis, siempre será neu-
tral. Si las expectativas de precios son “racionales”, entonces cual-
quier solución para un solo agente representativo presuntamente
siempre es de equilibrio.2
No obstante, para una economía pequeña y abierta la situa-
ción presenta una dificultad triple:
1 El problema aparece por la forma en que el dinero pretende ser introducido en la
solución de equilibrio general. Patinkin (1965) lo expuso claramente. O bien, la solución del
lado real y monetario es de equilibrio parcial, o el dinero resulta expulsado (Benetti, 1992).
Si se introducen las expectativas, por ejemplo en los modelos de las generaciones traslapa-
das, la solución descansa en una condición peculiar: El ingreso futuro siempre es un dato y es
conocido de antemano (Hahn, 1985). Por consiguiente, las acciones de agentes y la política
monetaria no pueden influir en el resultado.. Los efectos acumulativos, en esa clase de mo-
delos son imposibles ser considerados (Hahn y Solow, 1998).
2 Véanse Lucas (1972), Bernanke y Mishkin (1997), Álvarez y Lucas (2001).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR