Meditar: un hábito vital

AutorEugenio Torres

Aunque el libro se titula Mindfulness para niños, su autora, Paloma Sainz Vara de Rey, aclara que es también para los papás y los adultos en general.

Incluso, con esta propuesta editorial busca ir más allá de la técnica del mindfulness -una forma de meditación- y ofrecer un camino consciente, amable, pacífico y más relacionado con el ser y con el dejar ser.

La primera parte del libro es para los padres, la segunda, para prácticas en familia, explica.

"Muchos ven la meditación como sentarse en silencio y eso es importante y está muy bien. Lo importante para los niños es conectar con su cuerpo y con su respiración. Pedirle a un niño que nunca lo ha hecho, que se siente ahí calladito, no tiene ningún sentido porque lo va a rechazar. Ellos necesitan correr, brincar, jugar.

"La meditación es cómo vivimos cada momento de la vida. Meditar cada mañana, cada noche o cada momento del día. Es la reconexión con tu ser. Con los niños se pueden hacer cosas maravillosas en la meditación, pero primero es el ejemplo que den los padres", explica la escritora española.

Los pequeños, de manera natural, están meditando: se quedan horas haciendo un dibujo, mirando una catarina, ejemplifica.

Simplemente hay que explicarles cómo funciona nuestro cerebro, detalla, cómo un pensamiento puede llevarte a una emoción, por qué en la mente no hay distinción entre lo que llamamos real y lo que llamamos no real. Enseñarles a navegar sus emociones.

"Y cómo a veces se dispara la amígdala, ¿y qué es la amígdala? Había una niña que decía que era como un perro, que está dormidito, pero cuando hay un peligro -que puede ser real o ficticio-, ¡pum! tu cuerpo se dispara y el perro ladra ¡guau, guau!, y si tú tienes una práctica de meditación, de mindfulness, llámalo como quieras, de saber observar qué está ocurriendo, de tomar una respiración -inspiro, estoy tranquilo, estoy en paz- el perrito se aplaca".

Cosas así ayudan a los niños, asegura. O que dibujen su silueta e identifiquen sus emociones en el cuerpo. Preguntarles: ¿cómo te sientes?, y hacerlos conscientes de que eso siempre está en movimiento y de que son capaces de transformarlo.

"Tienen su jardín interior, no tienen que buscar fuera de sí, todo está dentro de sí. Y aprender a cuidar el jardín interior, ¿qué semillas quiere sembrar cada uno?, ¿qué pensamientos, qué emociones quieres cultivar?", señala.

Paloma comenzó a los 23 años a viajar por Asia. Sentía que ese era su lugar en el mundo. Era 1993 y ahí descubrió otra...

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