Mauricio Macri: Un millonario desafía al kirchnerismo

AutorLaura Santos

BUENOS AIRES.- Marcelo Ortega y su esposa, Karina, normalmente sólo miran la televisión cuando hay series. Pero el pasado 25 de octubre no se despegaban de las noticias.

Ellos, al igual que 8 de cada 10 argentinos con obligatoriedad de votar, salieron a las urnas para elegir al próximo Presidente de su país.

Y los resultados fueron sorprendentes.

En vez de que los noticieros corroboraran lo que se dijo siempre, que ganaría el candidato oficialista Daniel Scioli -ungido por la mismísima mano de la presidenta Cristina Fernández, quien junto con su esposo, Néstor Kirchner, se alternó el poder durante 12 años-, los resultados oficiales mostraban lo impensable.

Eso que nadie nunca dijo en voz alta, ni la más increíble de las encuestas: primero, el opositor y Jefe de Gobierno capitalino Mauricio Macri aventajaba a Scioli y, cuando se revirtió la ventaja, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires sólo le ganaba por tres puntos.

Por primera vez en Argentina, habría una segunda vuelta electoral para definir Presidente.

"¡No puede ser, estás viendo mal, es al revés!", recuerda Marcelo que le gritó a su esposa, quien le leía los resultados mientras él buscaba sus lentes.

Macri, ingeniero de profesión, millonario de abolengo y empresario futbolero, está en el umbral de cambiar el rumbo del país sudamericano: los sondeos le dan hasta 10 puntos de ventaja.

EL VOTO DEL CAMBIO

Mauricio Macri, de 56 años, luce exultante en el último tramo de su campaña.

"¡Buenas tardes, Rosariooooooo!", grita como si fuera una estrella de rock en un concierto ante los habitantes de esta ciudad portuaria argentina. Una mujer vestida de rojo le toma fotos con su costoso smartphone al lado de un joven con un jersey de futbol adornado con una dudosa palomita de Nike.

Como es su costumbre, el candidato habla desde un templete circular que le permite estar rodeado de la gente, una considerable diferencia del arranque de su campaña, cuando Macri parecía incómodo en mítines.

Algo cambió en él a partir de la noche del 25 de octubre.

Cuando oficialmente se anunció la segunda vuelta, salió a pronunciar un discurso sin traje, sin corbata, confiado, moviéndose por el escenario con la soltura de un presentador de la televisión. Al terminar de hablar, con un sombrero de bombín que apareció de la nada, hasta se puso a bailar.

Al debate de la semana pasada, tampoco llegó con corbata.

El de Marcelo Ortega fue uno de los votos que llevó a Macri a hacer historia. No lo eligió porque lo convenciera, dice, pues no lo ve como un gran político y muchos menos un gran orador.

Algunas cosas se las cree, otras no tanto. Pero lo que sí lo convence desde que Macri llegó a la alcaldía de Buenos Aires es la parte en la que habla de unificar al país, de buscar la concordia.

"Mira, la verdad es que la política que hizo Macri en la ciudad no sólo favoreció a los ricos. Ha hecho obras para la gente laborante, se ha ocupado de hacer un transporte bueno", opina Marcelo.

De...

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