Pero Matamoros no se rinde...

AutorJorge Carrasco Araizaga

Cantinas ambulantes, oficinas recaudadoras paralelas, cobros de nómina en la presidencia municipal y control de las oficinas que significaran ingresos, venta callejera de gasolina robada, el relleno sanitario municipal bajo control de la delincuencia con los pepenadores a su servicio, parque vehicular sin placas, lotes y comer-cializadores de coches tributando a la delincuencia y hasta las avenidas principales convertidas en santuarios de esas organizaciones, eran parte de la diagnosis.

También figuraban en el análisis los delitos del fuero común como robo de vehículos, asaltos a directivos y ejecutivos de la industria maquiladora, robos a casa-habitación y a comercios... Todo cuanto quisiera la delincuencia en una ciudad de 520 mil habitantes convertida en mercado ilegal ante la práctica ausencia del Estado mexicano.

La mayoría de los elementos de la Policía Municipal de Matamoros estaba acuartelada y desarmada. No había patrullajes en la ciudad, ni hacía falta ante la colaboración de muchos de ellos con la delincuencia, dice la alcaldesa en entrevista telefónica, el pasado viernes 18.

Los tres años de la administración anterior cobraron sin salir a las calles. Las armas se las había recogido el gobierno del estado debido a un supuesto proceso de evaluación, el llamado "control de confianza", pero hasta noviembre pasado ni siquiera 5% de la fuerza policial, de 625 elementos, había sido certificada.

Salazar Vázquez asegura que Matamoros ya acabó la evaluación de sus elementos de seguridad pública, tránsito y administrativos; 778 en total, de los cuales 400 fueron dados de baja por vínculos con la delincuencia, falta de compromiso y perfil inadecuado. Ahora, la ciudad sólo tiene 159 policías, aunque un grupo de ellos fueron enviados a Durango como parte de una supervisión federal.

Si no regresan, mejor, porque lo deseable es que los policías no sean de aquí, por la facilidad que tienen de vincularse con la delincuencia, dice la alcaldesa.

La seguridad en las calles está por ahora en manos de lo que describe como "polimilitares", unos 200 elementos de la Policía Militar del Ejército, como resultado de un acuerdo entre los gobiernos estatal y federal. Ambos decidieron que los policías municipales estén durante tres meses y una semana bajo control de confianza y capacitación y luego dos meses más de entrenamiento en Durango.

También está la Policía Naval, de la Secretaría de Marina, que ha enviado personal retirado para hacerse cargo de la...

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