Manuel J. Jáuregui / Es buen principio

AutorManuel J. Jáuregui

El titular del Sistema de Administración Tributaria, verdugo fiscal de los mexicanos, Aristóteles Núñez, reconoció -y lo felicitamos por su candidez-: "No podría negar que hubiera áreas proclives de corrupción e incluso actos de corrupción (en el SAT).

"Hay áreas proclives de corrupción, muy bien identificadas, en la labor que se hace en la revisión aduanera, otra área proclive a la corrupción podrían ser las auditorías fiscales".

Este reconocimiento por parte de nuestro Aristóteles (no el de los griegos) es consecuencia de una encuesta por él mismo realizada la cual indica que en los "clientes" del SAT -o sea toda la ciudadanía- la percepción de corrupción al cierre del tercer trimestre del año ha aumentado un 32.1 por ciento.

Cuando salió la encuesta comentamos que nos parecía positivo que el titular del SAT la haya realizado, ya que sólo conociendo -Y RECONOCIENDO- la existencia de un problema es que éste se puede remediar.

Y ésa, precisamente, es la intención que muestra tener don Aristóteles, pues en entrevista a éste su periódico confirmó que la corrupción es para el SAT un tema que no se debe esconder y que, por el contrario, para combatirlo debe reconocerse que existe.

Y bien, la primera parte de esta tarea -que en México parece ser titánica- ya está dada.

Lo que falta ahora son los ANTÍDOTOS, en cuya aplicación existen innumerables formas de fallar.

Decíamos en un anterior opus sobre este tema que uno de los problemas por los que se ha incrementado la percepción de corrupción en el SAT es debido a que con la "reforma fiscal" se le han otorgado demasiadas facultades DISCRECIONALES a los funcionarios fiscales.

Esta condición facilita y fomenta la corrupción, pues los funcionarios se convierten en dueños de vidas y haciendas.

Su capacidad de trastocar e incluso destruir la vida económica de los ciudadanos se ha tornado enorme: ellos son los AMOS y los ciudadanos sus siervos.

Los cambios a las leyes fiscales (no sólo en materia de impuestos, sino de...

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