Manejo sostenible de suelos, fertilizantes e insumos agrícolas

AutorDr. Juan Manuel Cortés Jiménez
Páginas185-188
Foro 4. Financiamiento y seguros, insumos ... / 185
Manejo sostenible de suelos, fertilizantes e insumos agrícolas
Dr. Juan Manuel Cortés Jiménez*
* Investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Fo-
restales, Agrícolas y Pec uarias.
Antecedentes
En la actualidad, el concepto de sostenibilidad
abarca todas las actividades productivas de la
sociedad, pero adquiere especial relevancia en el
tema de los recursos naturales no renovables como
el petróleo y los suelos agrícolas. Es por esto, que
una parte importante de los esfuerzos en la agri-
cultura sostenible están enfocados al cuidado, me-
joramiento y conservación del suelo, el cual es la
base del esquema actual de suministro de alimen-
tos para el mundo. Un manejo sostenible del suelo,
implica un uso adecuado de éste, de acuerdo a sus
características, su potencial productivo, el relieve y
el clima entre otras cosas. Para hablar de un ma-
nejo sostenible del suelo y los residuos de cosecha
en terrenos agrícolas, tenemos que referirnos a los
métodos de labranza lo cual implica la necesidad de
una fuente de energía. Si bien la maquinaria agrí-
cola ha revolucionado la agricultura y aliviado la
ardua labor de millones de trabajadores agrícolas,
en los países en desarrollo, la mecanización agríco-
la es una de las tecnologías más polémicas ya que
agrava el desempleo rural. En México el número
de empleos en el sector rural con relación al total,
pasó del 26.7 al 13.9% en los últimos 20 años y es
un factor a considerar al impulsar la mecanización,
ya que deben de generarse paralelamente nuevos
empleos en otros sectores de la economía.
De acuerdo con el Banco Mundial, en nuestro
país existen 98 tractores por cada 100 kilómetros
cuadrados de tierra cultivable, 53% de su superficie
es apta para la agricultura y del total de empleos,
13.9% se generan en la agricultura, lo cual contras-
ta con el 2% de empleo rural en Estados Unidos y
Canadá y los 271 y 162 tractores por 100 km2 res-
pectivamente. Los indicadores para la fertilización
son de 63 kg/ha para México, 118 kg/ha para USA
y 60 kg/ha para Canadá. En Latinoamérica, Costa
Rica es el país que más fertilizante aplica con 746
kg/ha, sigue Chile con 471 kg, Venezuela 158, Be-
lice 142, Brasil 137, Uruguay 132 y Argentina 38
kg/ha. En el mismo orden, el indicador de número
de tractores es de 192, 492, 114, 218, 116, 219 y 87.
Los indicadores para ser útiles, deben reflejar la
realidad, ya que en países como Argentina con un
nivel de meca nización aparentemente menor que el
de México, el empleo rural representa sólo el 1% del
total, la unidad de producción es mucho mayor y
más del 80% de la superficie cultivada se encuen-
tra bajo el sistema de siembra directa y llegan a co-
sechar un cultivo como soya con dos horas-tractor.
El bajo nivel de fertilización se explica porque son
grandes productores de soya y este cultivo no se
fertiliza, además de que una alta proporción de la
agricultura se realiza bajo condiciones de secano y
de manera extensiva. Como regla, cuando la dispo-
nibilidad de agua es limitante, no se pueden aplicar
grandes cantidades de fertilizante, lo cual es válido
para millones de hectáreas de temporal deficiente
en las zonas áridas y semiáridas de nuestro país.
El desafío actual, es incrementar la producción
agrícola y reducir el impacto negativo de la agricul-
tura en el medio ambiente. Dos de las actividades
agrícolas que tienen mayor impacto son la labran-
za del suelo y la aplicación de agroquímicos inclui-
dos los fertilizantes y los plaguicidas. La labran-
za de conservación o siembra directa, ha sido una
opción viable para más de 100 millones de hectá-
reas en el mundo, mientras que la dependencia de
los hidrocarburos para la producción de fertilizan-
tes, ha planteado la necesidad de integrar las cade-
nas de producción y distribución para hacer compe-
titivo este sector.
Problemática
Se estima que el 45% de la superficie nacional se
encuentra con algún nivel de degradación, lo cual
disminuye su capacidad productiva. Las activi-
dades humanas que contribuyen a esa degrada-
ción incluyen la utilización inapropiada de tierras
agrícolas, prácticas deficientes en la ordenación
de suelos y agua, deforestación, remoción de la ve-
getación natural, uso frecuente de maquinaria pe-
sada, pastoreo excesivo, rotación de cultivos inco-

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