De una madre de familia a otra

AutorDenise Dresser

Lo sabemos. La corrupción está vinculada con menores niveles de crecimiento del PIB. Limita los beneficios de la apertura comercial. Hace más difícil atraer la inversión extranjera. Genera una propensión a crisis monetarias, producto de decisiones presupuéstales y financieras irresponsables. Desvía recursos que deberían estar destinados a la provisión de bienes públicos, como escuelas y hospitales y carreteras. Informe tras informe de competitividad global preparado por el World Economic Forum señala que el principal factor que afecta hacer negocios en México es la corrupción. Lleva a la falta de confianza en las instituciones, a la falta de credibilidad del gobierno, a la desilusión de los mexicanos con su país y consigo mismos. Celebro, entonces, que el combate a la corrupción sea un tema prioritario para Morena y para usted como militante del partido.

También lo es para mí, como podrá constatar en todo lo que he escrito y empujado desde hace años como politóloga, columnista, activista, ciudadana obsesiva. La lucha contra la Ley Televisa y la crítica a la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones. La campaña para reducir en 50 por ciento el presupuesto a los partidos. La exigencia de investigación a los intocables como Arturo Montiel y tantos priistas más cobijados por la Famiglia Salinas. La denuncia de privatizaciones amañadas como lo fue la de Televisión Azteca. La lucha contra los monopolios, empezando por Telmex y su dueño, Carlos Slim. La recolección de firmas para frenar el nombramiento de Eduardo Medina Mora a la Suprema Corte. La exigencia para que todos los candidatos presenten su declaración patrimonial, su declaración de impuestos y su declaración de conñicto de interés. La exigencia de que el INE le quitara el registro al Partido Verde. Estas son batallas en las que yo y tantos más hemos participado y a las que no renunciaré. Son cruciales para el avance del país y en eso los simpatizantes de Morena y yo coincidimos, sin duda.

Pero en lo que no estamos de acuerdo es que los derechos fundamentales de mujeres y minorías sean menos importantes, como lo declaró Andrés Manuel López Obrador hace unos días. La democracia se funda precisamente en eso, en la representación equitativa para que no haya ciudadanos de segunda. Para que no haya derechos violados o pisoteados o ignorados como ocurre con tantas mujeres y lesbianas y homosexuales en este país. Pensar que la protección de esos derechos es un asunto secundario es no entender para...

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