Con lujo de violencia

AutorDiana Gutiérrez

Un agujero irregular es la huella de un balazo sobre una superficie de triplay pintada de blanco con una silueta humana negra de tamaño real.

¿Cómo será un cubo construido con 500 cartuchos calibre 12? Agrietado, con vigas de madera desprendidas, porque el artista argentino Enrique Jezik le ha disparado 500 tiros de escopeta. Es una escultura.

A la pregunta de si es escultor, Jezik responde: "Parece que sí".

Sus obras se presentan por primera vez reunidas en la muestra Enrique Jezik: Obstruir, Destruir, Ocultar, en el MUAC, a partir de mañana.

Y es la primera vez porque sus piezas no caben en ningún lado. En 2006, hizo "Rastreo", instalación de 16 metros integrada por un video y un dibujo de un helicóptero Apache.

"Como no podía meter la aeronave, la dibujé al carbón", dice quien en 2008 condujo una excavadora a la galería MeetFactory, en Praga, donde rompió las ventanas con el brazo mecánico y "dibujó" sobre bloques de concreto ubicados al interior.

Sabe de armas y puede relatar anécdotas sobre su fabricación, sus familias y su funcionamiento. Ha trabajado con diferentes lenguajes cifrados como el código morse y el braille.

Le interesan los mapas como mecanismos de control.

"En muchos casos me preguntan si tengo un arma en casa y jamás me preguntan si tengo una excavadora. Podría tener ambas, pero es curioso que resulta más usual tener un arma que una maquina de construcción".

Lo que hace no es una apología a la violencia, pero tampoco es una crítica, sino ambas.

"Asumo la contradicción. Es como las armas. Tienen un proceso de diseño fascinante y, a la vez, son una...

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