Luis De Tavira viaja a los infiernos de Leñero y Dante

AutorRoberto Ponce

A 700 años de la muerte del vate florentino Dante Alighieri en su exilio de Rávena, acaecida el 14 de septiembre de 1321, Italia dedicó el 2021 entero para celebrarlo, al punto que se le declaró oficialmente "El año del Dante".

De seguro, en tierras italianas poco o nada se sabe de la obra teatral El Infierno, escrita a finales de la década de los ochenta en México por el dramaturgo y periodista Vicente Leñero, fundador con Julio Scherer García de este semanario en 1976. Dicha paráfrasis del poemario homónimo que abre la trilogía de la Comedia (denominada Divina tras la muerte de Dante) fue gestada por Leñero para conmemorar los 750 años del nacimiento del "poeta del dolce stil novo".

Empero, incluso en nuestro país aquella obra ha pasado inadvertida por no haber podido escenificarse, como lo anheló su creador jalisciense y como quisiera montarla su director y amigo Luis de Tavi-ra, o sea, "a lo grande". Hasta hoy sólo se han hecho lecturas teatralizadas, la más reciente a raíz del fallecimiento del también narrador (3 de diciembre de 2014), como parte del Proyecto Leñero: Lectura a once voces del Infierno de Vicente Leñero, dirigida por el propio De Tavira y con actores de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) del INBA, en el Teatro El Galeón "Xavier Rojas" del Centro Cultural del Bosque, entre junio yjuliode2015.

La dificultad de una puesta en escena de El Infierno de Leñero "con toda la majestuosa espectacularidad que exige esta paráfrasis dramatúrgica y, además, mexicana", la atribuye De Tavira al carácter propio de las intenciones del autor al escribir "un proyecto absolutamente desmesurado".

Salvaciones

El Infierno de Leñero es "realizable", dirá con insistencia De Tavira telefónicamente en larga charla con Proceso. De hecho, posee vigencia por los tiempos pandémicos que corren, amén de poseer dos aciertos, enlista:

"El primero, encontrar al guía que no es Virgilio, el interlocutor del Dante en La Divina Comedia, sino sor Juana. Una mujer y no sólo eso, ¡es La Poeta! -subraya-, la cúspide de nuestra poesía con el Primero Sueño".

Ella se le revela a "El Poeta" (como se autodenomina el protagonista, el mismo Vicente Leñero, "un hombre de mediana edad" en la pieza), recitándole los versos de ese poema alegórico, hermético, que inicia con bondad:

Piramidal, funesta, de la tierra nacida sombra...

"Este poema enorme también es un viaje. Primero Sueño es una profunda y complejísima metáfora, también numeral y cifrada como la Comedia del Dante; en Leñero es el viaje que va desde el anochecer hasta el nuevo amanecer, un ir del infierno donde no hay esperanza y abandonarlo saliendo a la vida, a la luz, para iluminarnos en nuestra historia nacional."

El segundo acierto es que "Vicente se remite a la teología prehispánica, mexica, desde la entrada al Mictlán", el inframun-do, equivalente a la imagen medieval del infierno ("para los personajes de la mitología, él le da crédito al Jacques...

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