Luis Rubio / Tragedia y farsa

AutorLuis Rubio

La vieja Unión Soviética se mantuvo cohesionada por el monopolio ideológico que ejercía el Partido Comunista en una era en la que el acceso a la información estaba totalmente controlado por el gobierno. De hecho, dice David Satter*, "el mundo imaginario de la ideología marxista-leninista nunca se fue porque su relevancia no se derivaba de la validez de la ideología, sino de su efectividad política. Individuos subyugados mentalmente pueden ser tratados como materia prima para los propósitos del Estado, razón por la cual la ideología es tan útil". La pretensión del presidente mexicano de retornar al nacionalismo revolucionario sigue la misma lógica.

Fue el propio Marx quien afirmó que la historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa. En la Rusia contemporánea, el control ideológico ha retornado, pero, como anticipara Marx, la segunda vez sin creyentes, puro acomodo autoritario: una farsa. No hay razón para pensar que algo distinto será el resultado de un gobierno dedicado a la manipulación permanente sin arrojar un solo saldo positivo.

El plan de López Obrador consistía en restaurar el poder de la vieja presidencia del siglo XX y emplearlo para ejercer la rectoría económica. Para eso, el presidente se ha dedicado a eliminar cualquier vestigio de contrapeso que pudiera mermar su poder. Por el lado económico, ha desmantelado la estrategia de desarrollo de la industria petrolera y eléctrica que había armado la administración anterior, con el propósito expreso de convertir a esas dos empresas improductivas y sobreendeudadas en las principales fuentes de demanda en la economía.

El proyecto restaurador está casi concluido y el resultado es una tragedia. En lugar de una economía pujante, tenemos un país moribundo, mucho más dependiente hoy de la economía americana a través de las exportaciones de lo que se observó en las pasadas cuatro décadas tan descalificadas por el presidente. La inversión, pública y privada, brilla por su ausencia; el viejo sindicalismo está siendo reemplazado por un nuevo sindicalismo igual de viejo, corrupto y caciquil, pero éste dependiente del presidente actual. O sea, la misma gata, pero revolcada.

Las libertades civiles se deterioran día a día; la Suprema Corte está impedida de ejercer su función de contrapeso, sus ministros callados frente a abusos tan monumentales como los de la extinción de dominio, la prisión preventiva y las facultades extrajudiciales que se le han otorgado a diversas...

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