Luis Rubio / Entuertos cotidianos

AutorLuis Rubio

No sé si a usted, estimado lector, le parecen normales las cosas que no son normales en nuestra vida cotidiana: los problemas que no se resuelven, las esquinas en que asaltan, las inundaciones que se repiten, los aglomeramientos de tránsito y todas las "pequeñas" cosas que hacen la vida innecesariamente más compleja de lo que de por sí es. Nos sorprende que la población se vuelque hacia los necesitados en momentos de dificultad o de crisis, pero no que las cosas que deberían funcionar fallen. En realidad, se trata de dos lados de una misma moneda: la ciudadanía se aliena cuando ve que nada funciona como debería, pero actúa precisamente porque sabe que puede hacer una gran diferencia en un momento dado. Se trata de un problema de autoridad.

"Las cosas ordinarias son más valiosas que las cosas extraordinarias; más aún, son más extraordinarias", escribió G. K. Chesterton hace un siglo. Y sin duda lo son: lo que debería ser ordinario resulta ser extraordinario. Aquí van algunos ejemplos de la vida cotidiana:

· Nunca deja de sorprenderme que los embotellamientos de tránsito ocurran en los mismos lugares. En algunos casos es simplemente la insuficiencia de la infraestructura, incluso cuando ésta es nueva y sólo se resuelve con grandes inversiones. Sin embargo, hay una infinidad de lugares en la CDMX en que se estrangula el tránsito por la falta de autoridad: por ejemplo, a la entrada y salida de escuelas, donde los padres creen tener derecho divino a estacionarse en doble y triple fila y no hay autoridad alguna que regule y los discipline. Lo mismo es cierto frente a estaciones del Metro o Metrobús, donde los taxis se apilan y compiten por el pasaje sin importar la forma en que lo hacen. El punto no es impedir que los padres lleven o recojan a sus hijos o que los pasajeros tomen su taxi; el punto es que la autoridad está, o debería estar, para asegurar que se atienda y respeten los derechos de toda la ciudadanía. Se trata de circunstancias cotidianas: conocidas y predecibles.

· Algo similar ocurre con las inundaciones. Nunca deja de sorprender que las lluvias dejen grandes charcos en los mismos lugares una y otra vez. Es decir, la autoridad gubernamental tiene conocimiento cabal de los lugares en que el sistema de drenaje no funciona o es inexistente aun con lluvias menores, y no hace nada. No se reparan las calles, evitan inundaciones o atienden los puntos en que, de manera común, frecuente y repetida, se obstaculiza la circulación...

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