Liberalismo, anticlericalismo y ateísmo en México. Ignacio Ramírez, El Nigromante

AutorNora Pérez-Rayón
Cargo del AutorUniversidad Autónoma Metropolitana
Páginas379-398
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La generación de la reforma fue de un liberalismo anticlerical, pero
no antirreligioso, aunque una notable excepción fue Ignacio Ramírez,
quien hizo gala de su ateísmo. Un hombre de extraordinaria cultura
universal, maestro, periodista, escritor de ensayos, discursos, textos
escolares, poesía, teatro; un hombre de acción como legislador, fun-
cionario público y magistrado, político militante comprometido con el
liberalismo radical se ganó el respeto de las elites políticas y culturales
contemporáneas, por la solidez de sus argumentaciones y su congruen-
cia entre la vida pública y la privada.
En su larga vida fue influenciado por los liberalismos de su época,
por el positivismo y el romanticismo. Un tema central y constante de
sus reflexiones y acciones fue la lucha contra la Iglesia católica como
institución, la denuncia de los vicios y limitaciones de su clero y el
severo cuestionamiento a los dogmas religiosos.
Las modalidades de expresión del anticlericalismo pueden ser
de lo más diversas: a nivel ideológico (discursos cívicos y políticos,
publicaciones periódicas, novelas, folletos, panfletos), en el plano
de la legislación (constituciones y leyes secundarias), en actitudes y
comportamientos individuales (verbales, gestuales) así como en mo-
vimientos sociales como mítines, boicots, manifestaciones pacíficas o
violentas (rebeliones, guerras), formas culturales (canciones, refranes,
*Universidad Autónoma Metropolitana.
1Este trabajo es una versión abreviada de un capítulo del libro Heterodoxias liberales, coor-
dinado por José Hernández Prado, que se encuentra en proceso de edición.
Nora Pérez-Rayón*
Liberalismo, anticlericalismo y ateísmo en México.
Ignacio Ramírez, El Nigromante1
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representaciones teatrales populares o cultas), organizaciones políticas
(logias, clubes, partidos, sindicatos, organizaciones militantes anticle-
ricales) (Rémond, 1976).
Todo ello supone también distintos niveles de anticlericalismo:
el que encontramos en el imaginario colectivo y en la mentalidad de
las grandes masas, el producto de la elaboración de los intelectua-
les, el que se expresa en el arte y la literatura, el que subyace en las
fuerzas o partidos políticos y que caracteriza su actuación concreta,
el que a nivel estatal proyecta y persigue una determinada política
religiosa o eclesiástica a partir de las opciones que se presentan en
el marco del derecho civil o eclesiástico (Botti y Montesinos, 1997,
pp. 306-307).
¿Contra qué Iglesia católica se enfrentaba El Nigromante a media-
dos del siglo XIX?, ¿cuáles eran los ejes temáticos del debate clerica-
lismo-anticlericalismo en Europa y su resonancia en México?, ¿con
qué argumentos sustentaba Ramírez su anticlericalismo y su ateísmo?,
¿cuáles fueron sus fuentes?, ¿en qué sentido su congruencia de princi-
pios lo alejó de la comprensión de la realidad concreta circundante en
su patria?, ¿cómo se maneja en el lenguaje del discurso la retórica y la
transmutación de la sacralidad?
Ignacio Ramírez vivió una vida agitada entre libros, guerras, luchas
por el poder, la cátedra, el cargo público y la prisión. Su vida abarcó la
revolución de Ayutla en 1854, el Congreso Constituyente, 1857-1860,
la revolución francesa, 1863-1867, la república restaurada 1867-1876, la
revuelta de Tuxtepec y los inicios del porfiriato (Altamirano, 1934).
Inmerso en el conflicto ideológico entre las familias conservadoras
y liberales que caracterizó al siglo XIX, Ramírez se identificó con el li-
beralismo. En el meollo de la idea liberal estaba el individuo libre, no
coartado por ningún gobierno o corporación e igual a sus semejantes
bajo la ley. En la esfera pública había que poner límites a la autoridad
del gobierno central mediante una constitución escrita. Proteger las
libertades civiles, la creación de instituciones representativas, la sepa-
ración de poderes, al federalismo y la autonomía municipal.
En el discurso del Nigromante distinguimos algunos ejes constitu-
tivos de lo que hemos definido como anticlericalismo: su concepción

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