De Ley Federal del Servicio Voluntario., de 8 de Marzo de 2005

DE LEY FEDERAL DEL SERVICIO VOLUNTARIO, A CARGO DEL DIPUTADO JAIME MIGUEL MORENO GARAVILLA, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE CONVERGENCIA

El suscrito, diputado federal a la LIX Legislatura del honorable Congreso de la Unión Jaime Miguel Moreno Garavilla, integrante del grupo parlamentario del partido Convergencia, con fundamento en los artículos 71, fracción II, y 72 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y 55, fracción II, 56 y 62 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, somete a la consideración del Pleno de la Cámara de Diputados la presenta iniciativa con proyecto de decreto, por el que se crea la Ley Federal del Servicio Voluntario, bajo la siguiente

Exposición de Motivos

El servicio voluntario ha experimentado en los últimos años un importante crecimiento en el mundo y en nuestro país. Como parte del nuevo papel jugado por la sociedad civil durante las tres décadas pasadas, tanto el volumen de las actividades realizadas a través del servicio voluntario como su diversificación, importancia e impacto lo han convertido en uno de los grandes actores sociales contemporáneos.

Hasta hace un par de décadas el análisis de las actividades altruistas había prácticamente desaparecido de la literatura académica. En los libros de texto de economía o de sociología, la filantropía y el trabajo voluntario se encontraban, en todo caso, como notas a píe de página, como referencias residuales, como anacronismos románticos. Las soluciones reales a los grandes retos del desarrollo, de la salud, de la educación y del bienestar debían, de acuerdo a los expertos, buscarse en otra parte; en el Estado o en el mercado.

Hoy, por el contrario, se reconoce de manera casi unánime, que las actividades del sector no lucrativo se ubican en el corazón mismo de los procesos auténticos de desarrollo con calidad de vida. Son un ingrediente clave del desarrollo. Lo afirman así, categóricamente, académicos galardonados con el premio Nobel. 1 Lo prueban, con datos estadísticos duros, los reportes anuales más recientes de instituciones de cooperación y fomento económico internacional como el Banco Mundial, el PNUD, la OCDE o el Banco Interamericano de Desarrollo, y lo acreditan de modo contundente once resoluciones específicas de la Asamblea General de las Naciones Unidas que impulsan el establecimiento de marcos legislativos nacionales propicios al desarrollo y consolidación del servicio voluntario como una de las estrategias clave para el cumplimento de las metas del milenio contra la pobreza.

Este cambio radical de opinión no es gratuito. La persistencia del núcleo duro de la pobreza y de las exclusiones incluso en países ricos; los desgarramientos del tejido comunitario y familiar, el aumento exponencial de las adicciones, el crecimiento de los índices de criminalidad en todos sus tipos, y la aparición en las calles de fenómenos insultantes como el de la indigencia y prostitución infantil, han hecho patente en todo el mundo los límites de los enfoques no suficientemente participativos. Los límites de los enfoques no solidarios.

Hoy, los hechos muestran con claridad que la probabilidad de desarrollo equilibrado y sostenido de cada nación es una función dependiente de su capital moral: Es decir, de la fortaleza y calidad de sus nexos sociales; de la extensión de la confianza y de la solidaridad; 2 de la colaboración y el apoyo recíproco entre su gente. Del nivel de compromiso de cada uno con los demás, más allá de los cálculos del mercado o de los dictados de la ley.

En México el compromiso voluntario es muy amplio. 3 Se le puede encontrar en centros hospitalarios y asistenciales junto a la cama del enfermo o confortando al anciano expósito o al inválido; o participando en las campañas de alfabetización de adultos; o promoviendo la cultura de respeto al medio ambiente; o apoyando las difíciles tareas de rehabilitación de adictos; o las de reinserción social de delincuentes; o recabando fondos en la calle, bote en mano, para la lucha contra el sida o contra el Cáncer Infantil o para el sostenimiento de albergues, dispensarios y comedores para indigentes; o arriesgando su vida en las tareas de socorro alpino o en las de rescate a las víctimas de accidentes o de desastres naturales. 4

Y también lo encontramos, de modo no menos significativo, en la defensa los derechos humanos y de género, en la lucha contra la violencia intrafamiliar o en la vigilancia de la erradicación de la tortura. Hay voluntarios detrás de las voces insistentes que no dejan que se olvide a las muertas de Juárez. Y cientos de miles de voluntarios abrieron los causes del cambio democrático en el país, como observadores electorales o como funcionarios ciudadanos de casilla.

Necesitamos más voluntarios, sin duda. Pero necesitamos también, urgentemente, aprender a reconocer y a apoyar a los que ya existen. Valorar su trabajo. Hacerlo visible. Ayudarlos a ayudar. Porque ellos son el rostro generoso de México.

El servicio voluntario es un fenómeno muy antiguo y de carácter global. En un reporte reciente sobre legislación del servicio voluntario la Organización de las Naciones Unidas señala: "Desde los orígenes de la civilización, uno de los valores humanos fundamentales ha sido que las personas den ayuda a otras personas y por ese medio, se ayuden a sí mismas. La mayoría de las culturas tiene vocablos para describir el servicio voluntario: baranguay, en Filipinas; benevolant y voluntariat, en Francia; gota royang, en Indonesia; harambee, en Kenya; shramanda, en India; mingo, en los países andinos; y al taawun wal tawasul, en los Estados árabes. Pero la acción es conocida incluso allí donde no se conoce la palabra "voluntario".

Sin embargo, raíz de su creciente importancia a nivel mundial el concepto de servicio voluntario ha sufrido modificaciones que lo amplían para adecuarlo a las necesidades de la vida contemporánea y para incorporar dentro de sus acepciones una serie de actividades estrechamente relacionadas pero que tradicionalmente no se consideraban comprendidas dentro del servicio voluntario.

La Organización de las Naciones Unidas ha desarrollado en este sentido un papel central, redefiniendo las líneas generales de la nueva y más completa interpretación de lo que es el servicio voluntario. Estas definiciones a su vez han permeado durante la última década la legislación específica de casi una treintena de países y sus políticas públicas de desarrollo social, educación y salud. 5

El nuevo concepto de servicio voluntario incluye toda actividad realizada sin afán de lucro que tenga como propósito el desarrollo comunitario y social en cualquiera de sus aspectos. A diferencia de las definiciones restringidas de ayer, ahora el servicio voluntario incluye no sólo las actividades de beneficencia y de asistencia, como lo hacía tradicionalmente, sino actividades educativas, formativas, recreativas, cívicas, y de ayuda mutua y autoayuda. En las sociedades contemporáneas el voluntario en lo cultural y en lo formativo es tan importante para la salud social como el voluntario en lo directamente sanitario.

Antes se definía al voluntario como aquel en cuyo desempeño no recibía ninguna contraprestación de ningún tipo, hoy se reconoce con justicia también como voluntario a aquel que en su servicio por la comunidad pueda recibir reembolsos de sus gastos y/o cuotas de subsistencia que permitan hacer de su tarea una actividad sustentable. El médico que arriesga la vida en la selva en el combate de alguna enfermedad tropical no es menos voluntario por recibir apoyos de organizaciones nacionales o internacionales para sus traslados y gastos de supervivencia. Sólo un criterio estrecho negaba el carácter de voluntarios a quienes no...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR