El laboratorio de Criminalística del Inacipe: cuarenta años de ciencia y técnica al servicio de la capacitación y la formación de especialistas del área de la criminalística

AutorJuan Antonio Hernández Guerrero
Páginas135-142

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Mi primer contacto con el Instituto Nacional de Ciencias Penales se dio en 1988, ya que por instrucciones del doctor Carlos Tornero Díaz, en ese entonces Director de Servicios Periciales de la PGR (institución en la cual yo prestaba mis servicios), quien recibió la petición del Director del Inacipe, el Dr. Gustavo Barreto Rangel, solicitándole un responsable para el Laboratorio de Criminalística, mismo que se encontraba cerrado desde hacía al-

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gún tiempo debido a que el anterior responsable había dejado el puesto para emigrar a una responsabilidad mayor. Así que, en atención a esa solicitud, el Dr. Tornero designó a dos candidatos, entre ellos a mi persona, para hacerse cargo del citado laboratorio. Ante este reto, y tras aplicar y aprobar algunos exámenes de conocimientos, la belleza de la zona y del mismo inmueble me convencieron de hacerme cargo del laboratorio, labor que no resultó fácil, ya que compaginaba el aspecto docente con el administrativo y el técnico-cientíico. Además de que muchos de los equipos habían dejado de funcionar y prácticamente no había reactivos para llevar a cabo el trabajo. (Cabe aclarar que este siempre ha sido y será un laboratorio de enseñanza.)

Así, quedé al frente del Laboratorio de Criminalística como único miembro, es decir, como responsable, pero también como administrador, instructor, técnico, mecanógrafo (todavía no había computadoras en el Instituto), incluso como mensajero. Esto me hizo en un principio dudar, pero había algo que me enamoró del Inacipe, y es que a través de la docencia, como instructor de laboratorio para los agentes del Ministerio Público y de la Policía Judicial Federal, podía despertar la vocación por la criminalística durante la formación y capacitación.

En ese tiempo, el Laboratorio de Criminalística se encontraba enfrente del Auditorio "Alfonso Quiroz Cuarón". Era un espacio muy pequeño y sus áreas se encontraban separadas, casi formaban un laberinto, por lo que resultaba complicado que los trabajos se realizaran de manera interdisciplinaria. Sin embargo, se implementaron por primera vez en el instituto prácticas de Criminalística para policías y ministerios públicos. En el caso de los peritos, debido a su escaso número en aquella época, y con la enorme cantidad de trabajo que realizaban, muy pocas veces podían asistir a cursos al laboratorio.

De esa etapa recuerdo que mi principal apoyo eran los libros de aquella pequeña biblioteca que se encontraba en lo que ahora es la Dirección de Capacitación. Las obras del Dr. Rafael More-no González, del Dr. Raúl Jiménez Navarro, de la maestra Martha Franco de Ambriz, de Fabio Rico, entre otros autores nacionales y extranjeros, se convirtieron en referentes para mí, aun cuando todavía no tenía el gusto de conocer en persona a muchas de esas grandes personalidades de la Criminalística.

Recuerdo con especial entusiasmo que en la primera clase que impartí para agentes de la Policía Judicial Federal, se encontraban dentro del grupo varios profesionistas, incluso algunos de ellos con posgrado; tal fue el caso de un doctor en Ciencias Agronómicas de una escuela muy renombrada. Esta experiencia me marcó y me dejó bien claro que la preparación del docente es esencial, ya que en esta área no cabe la improvisación; puedo decir con orgullo que esa experiencia agradable fue la que me permitió conirmar que entre los policías y los agentes del Ministerio Público desde aquel tiempo, existen personas dispuestas a aprender y a aplicar los conocimientos cientíicos, con el objeto llevar a cabo su trabajo como investigadores de manera científica. Me llena de orgullo el saber que desde mis modestos esfuerzos logré aportar durante aproximadamente diez generaciones de agentes de la Policía Judicial Federal y del Ministerio Público de la Federación las bases del trabajo del Laboratorio de Criminalística. Esta primera etapa laboral concluyó en 1993, con el cierre por decreto del Inacipe, no sin antes haber participado en la formación de agentes de la Policía Centroamericana (en un curso con participantes de todos los

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países de Centroamérica) y en el curso de formación del Ministerio Público Especializado de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), que acudió las instalaciones del FBI, en Quantico, Virginia, en Estados Unidos, a capacitarse, lo cual habla de la trascendencia que ha tenido el Inacipe en todas partes de América y del mundo, recibiendo alumnos de otros continentes, por ejemplo, de Europa, principalmente españoles.

Posteriormente, en 1997, tras volver a entrar en funciones el instituto, recibí el llamado por parte de las autoridades del Inacipe para incorporarme, siendo evaluado nuevamente y contratado con una plaza por honorarios. En el año 2000 obtuve la plaza deinitiva en...

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