Juventud y violencia

AutorEmilio Daniel Cunjama López - Alan García Huitron
Cargo del AutorInstituto Nacional de Ciencias Penales
Páginas57-73
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II. JUVENTUD Y VIOLENCIA
1. JUVENTUDES
En una investigación anterior, que se publicó bajo el sello de Tirant
lo Blanch e INACIPE, Jóvenes en Riesgo, Pandillas y delincuencia
organizada en México (2014), describimos cómo entendíamos a la ju-
ventud, así como las condiciones en las cuales se encontraban en ese
momento los jóvenes mexicanos. El panorama actual no ha cambia-
do sustancialmente, los mismos factores de riesgo persisten.
En aquella investigación definimos a la juventud como un grupo
social históricamente determinado por las dinámicas sociales que se
vinculan entre lo político, lo social, lo cultural y lo económico; de
esta manera, el ser joven trasciende a sus características biológicas y
citando a Valenzuela afirmábamos que “la condición juvenil y la ju-
ventud, más que meras palabras, refieren a relaciones sociales histó-
ricamente situadas y representadas que conforman umbrales seman-
tizados de adscripción y diferencia, inmersos en redes y estructuras
de poder”.1
Esta forma de entender a la juventud también resalta la necesidad
de hablar de juventudes (en plural) ya que las condiciones de clase,
(ya sea por diferencias económicas, que serían las más comenta-
das, pero también en términos culturales, sociales, políticos y simbó-
licos), hacen que cada joven herede de su familia una serie de condi-
ciones, a manera de bienes, que los hace distintos a los demás y que
pueden a través de estos elementos materiales y simbólicos ocupar
un lugar en el espacio social, de tal manera que se hace notoriamen-
te diferente a otros jovenes. De esta manera las diferencias marcadas
entre un joven hijo de una familia de pintores, quien heredará de
ellos algunos bienes materiales pero sobre todo una herencia cultural
1 Valenzuela, José, El futuro ya fue, juventud, educación y cultura. Anales de la
educación común, Tercer siglo, año 1, núm. 1-2, Adolescencia y juventud / septiem-
bre de 2005.
58 ¿HASTA DÓNDE LA FAMILIA ES RESPONSABLE DE LA DELINCUENCIA?
que lo hará distinto al hijo de una familia trabajadora que no alcanzó
los estudios primarios. Claramente el capital cultural y social será dis-
tinto y con ello cada uno ocupará un lugar en el espacio social.
Entonces, las juventudes nacen en contextos determinados que ha-
cen a su vez determinantes algunas de sus condiciones, sin que suene
reduccionista ya que no siempre y sin excepción los jóvenes repiten
los patrones culturales, sociales y económicos de sus padres, existen ex-
cepciones que hacen repensar estas aseveraciones. Amén de estas si-
tuaciones, los hijos heredan de su familia un espacio que reproduce las
condiciones de clase, bienes materiales y simbólicos que los hace te-
ner herramientas para enfrentar la vida social y agruparse con perso-
nas con las cuales se sienten cómodos para convivir en tiempos
parciales de su vida.
La familia juega un papel muy importante en la formación del ha-
bitus; es considerado como un lugar de reproducción, de interioriza-
ción de las condiciones materiales y simbólicas de existencia, un lu-
gar de herencia del capital, pero no solo económico sino también
social, político y simbólico; pues a través de las condiciones de clase,
cada miembro frecuentará a determinadas personas con cierto esta-
tus, cultura, prestigios, etc. que le hará pertenecer a una red de perso-
nas con posibilidades sociales distintas a las de otras familias. Por
ejemplo el apellido, una herencia simbólica que posiciona al joven
en un estatus distinto al de otra familia en la cual el apellido no ha
adquirido ese prestigio distintivo. La familia “es uno de los lugares por
excelencia de acumulación del capital bajo sus diferentes especies y
de su transmisión entre las generaciones: ella salvaguarda su unidad
por y para la transmisión, a fin de poder transmitir, y porque ella es en
tanto que transmite. Ella es el “sujeto” principal de las estrategias de
reproducción. Esto se ve, por ejemplo, en la transmisión del apellido
(N.T.: literalmente, nombre de familia), elemento primordial del ca-
pital simbólico hereditario”.2
El entendimiento de la juventud también es entendimiento de fa-
milia, pues el joven es producto de la hibridación cultural y la con-
junción de los capitales de sus padres, es decir, la unión de los ele-
mentos de la reproducción social. De esta manera la diferencia entre
2 Bourdieu Pierre, "Espíritu de familia", en Neufeld, Grimberg, Tiscornia Walla-
ce (comps.), Antropología social y política. Hegemonía y poder: el mundo en movi-
miento, Eudeba, Buenos Aires, 1998, p. 6.

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