Jugaba Ilse a ser princesa (II)

AutorArturo Sierra

A Ilse Michel le gustaba jugar a que era una princesa de un cuento de hadas. Seguido le pedía a su mamá que le comprara vestidos como los de La Cenicienta o Blanca Nieves para disfrazarse.

También le encantaba acariciar a su gato, al que le daba de besos aunque sus abuelos se enojaran.

Ilse Michel tenía 7 años de edad y su vida era aparentemente normal. Su personalidad extrovertida y juguetona hacían que se ganara casi de inmediato el cariño de la gente.

La niña pocas veces perdía la sonrisa a pesar de los problemas de sus padres, que se separaron cuando ella tenía 2 años de edad por un aparente problema de infidelidad.

Mayra Martínez, la madre de la niña, se enteró que su pareja Iván Curiel le fue infiel, y la relación comenzó a estropearse hasta llegar a los insultos y los golpes.

Ilse Michel aparentemente era usada como parte de la lucha de sus padres, y vivía por temporadas en la casa de sus abuelos maternos y luego en los paternos, en el municipio de Coacalco, Estado de México.

Las fotografías que le tomaron a la niña en esa época muestran a una pequeña de rasgos finos, tez blanca y cabello rizado de color castaño claro; siempre con una sonrisa abrazando a sus parientes.

La niña pasó 5 años en la casa de su abuelo paterno Sergio Curiel. Y cuando aparentemente su vida ya se había estabilizado, a los 7 años, inició otro drama más.

DENUNCIAS EN CASCADA

Sergio Curiel se separó de su esposa Yaneth. Y ahí comenzó el peregrinar de Ilse Michel, que la llevó a Casitas del Sur y a su desaparición.

En un aparente acto de despecho, Yaneth, la abuela materna aconsejó a su hijo que denunciara por abuso sexual contra Ilse a Sergio Curiel y a su hijo Ulises y al padre de la niña, Iván.

A Mayra, la mamá de la niña, la acusaron de violencia intrafamiliar.

Así, el 15 de junio de 2005, la Fiscalía del Menor determinó que la niña debería estar bajo los cuidados del Albergue Temporal de la PGJDF, entonces a cargo de Lorena González Reyna.

"Pasaron varios meses para que se adaptara a estar aquí. Era muy traviesa e inquieta, no quiero decir que era mala, más bien le gustaba jugar, y la...

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