Juan Marsé o el escepticismo

AutorFederico Campbell

¿Escribe usted durante todo el día, o sólo por las mañanas, o sólo de noche? ¿Se dedica exclusivamente a la creación literaria? -Escribo cuando puedo, con un horario sujeto a las urgencias de otros trabajos que suelen tener muy poco o nada que ver con la literatura.

-¿Toma de la realidad algunos personajes o elementos que más tarde devengan protagonistas en sus novelas?

-Pretendo tomar todo lo que puedo de la realidad, lo cual no quiere decir "copiar".

-¿Es usted gran lector de novelas, biografías, libros de historia, científicos y de política, de magia?

-Lo sería más si tuviera más tiempo libre. Últimamente leo poco.

-En su caso, ¿qué relevancia tiene el hecho de tener o no una formación filosófica profunda?

-No tenerla (que es lo que me pasa a mí) creo que me beneficia. Sobre todo al escribir. La novela necesita vida, no filosofía.

-¿Para qué sirve la literatura? ¿Para qué el escritor de novelas?

-Más que aventurar para qué sirven la literatura y el escritor de novelas, quisiera expresar lo que yo entiendo que son ambas cosas. Decir que sospecho que escribir novelas es toda una manera de estar vivo es decir bien poco, y suena, paradójicamente, a pretencioso. Es así, sin embargo, y no sabría aclarar mejor esta sospecha. Decir que escribir es también una forma de protesta y de crítica frente a cualquier tipo de sociedad, de institución humana (sea del color que sea y aunque uno tenga preferencia por el rojo) o de régimen político o social habido y por haber, es algo que hoy todavía parece más obvio y tampoco aclara mucho la cosa. Diríase, como ya se ha dicho, que la novela está ahí para establecer mediante una ficción los limites de la apariencia y la realidad constantemente embrollados, para recrear (no simplemente copiar, ya sabemos eso) una y otra y replantearse constantemente el mundo; y es evidente que si el novelista hace esto es porque el mundo no le gusta, porque piensa que el mundo no anda bien. Esta parece ser una razón de peso, aun dentro de su ambigüedad. Pero quizá lo que en mi caso más se acerca a la verdad en materia tan compleja, podría ser eso; escribo buscando siempre algo que, cada vez más, sospecho se trata de que hay algo en alguna parte que es o podría ser más coherente, más hermoso y hasta más real que ese conglomerado de ficciones y convenciones humanas que llamamos "realidad" y que componen la sociedad en que vivimos.

-¿Lleva usted cuaderno de apuntes? ¿Tiene la costumbre de decidir en ocasiones "esto que veo lo voy a utilizar en mi propia novela" y tomar nota?

-No suelo tomar nota, tomo decisiones.

-¿Para usted la literatura es un instrumento de conocimiento de la realidad?

-Sí.

-¿Bajo qué influencias del medio cultural, político, profesional, vive usted? ¿Hasta qué punto estas presiones de ambiente determinan su trabajo de creación?

-En una subcultura que ya casi es totalmente televisiva y de prensa dominguera como la nuestra, los sentimientos habituales en uno son la irritación, la indignación, el asco y la desesperanza. Desde el punto de vista de la "aportación cultural", hace ya mucho tiempo que el escepticismo preside mi trabajo: no hay más que...

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