'Éramos jóvenes y creíamos que íbamos a ganar'

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 30 de septiembre)Mauricio Mejía Castillo

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 7 (EL UNIVERSAL).- Cristina Gómez Álvarez tenía 16 años en 1968 cuando ingresó a la Prepa 7 y a la Juventud Comunista. Participó en casi todas las manifestaciones estudiantiles de aquel año en la capital, sólo le faltó una. Hoy es doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Fue directora del Museo Nacional de Historia y se especializó en la Guerra de Independencia. Por iniciativa propia, este año comenzó a impartir en la Facultad de Filosofía y Letras el curso "Movimiento estudiantil de México 1968".

En él inserta a México en un contexto de fiebre juvenil que recorría al mundo. En entrevista con EL UNIVERSAL, Gómez Álvarez recuerda cómo vivió las manifestaciones previas al 2 de octubre, en aquel año en que, según cantó Sabina, la poesía salió a las calles.

Todo empezó en una cascarita en la plaza de la Ciudadela. Un partido de futbol entre Vocacionales del Instituto Politécnico Nacional y la preparatoria "Isaac Ochoterena" terminó en pelea. A punta de macanazos los granaderos intervinieron y detuvieron a varios estudiantes. La violencia del acto fue el inicio de un movimiento juvenil con el que México se abrió camino a la vida democrática.

La doctora Gómez Álvarez asistió a la manifestación del 26 de julio que conmemoraba el XV aniversario del asalto al cuartel Moncada en Cuba en el Hemiciclo a Juárez. Ahí llegó una marcha del Politécnico para pedir solidaridad en sus protestas por los hechos de la Ciudadela. La gente comenzó a gritar ¡Zócalo! ¡Zócalo! Para movilizarse hacia aquel lugar.

"Esos gritos fueron muy significativos porque en esa época el presidente despachaba en Palacio Nacional, no en Los Pinos, de modo que era una forma de protestar frente a él por la agresión. De camino nos sorprende otra agresión: los granaderos nos reprimieron antes de llegar al Zócalo. Los vi cuando íbamos por la calle de Cinco de Mayo ?éramos tantos que marchamos paralelamente a Madero, la vía principal para llegar a la plaza. Un amigo que tenía una camisería ahí me dijo que me metiera a su local con mis demás compañeros para protegernos. La cortina de acero tenía una reja por donde vi cómo los granaderos sacaron de un estacionamiento a jóvenes que se habían escondido en él. Los tomaron del cinturón y les dieron una golpiza con las macanas. Horas después salimos, cuando ya los granaderos se fueron. Desistimos de continuar y regresamos al Hemiciclo. La gente ya no sabía cómo seguir la...

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