José Woldenberg / Divorcio civilizado

AutorJosé Woldenberg

Reclama más talento un divorcio civilizado que un matrimonio. Al primero se llega luego de un proceso de deterioro y tensiones (si no es que de gritos y sombrerazos), mientras al segundo normalmente se acude cargado de las mejores expectativas. De tal suerte que a la unión se llega pleno de esperanzas y a la separación envuelto en conflictos.

Pues algo similar sucede con los partidos políticos. Uno es el momento estelar de la fundación, cuando los ensueños más luminosos rodean a los concurrentes; y otro, el de las disputas, pleitos y rupturas, cuando aparece el auténtico rostro de los hasta ese momento "queridos compañeros". Pero si en el Código Civil están perfectamente establecidas las condiciones para el matrimonio y el divorcio, en el Cofipe sólo hay disposiciones para lo primero, y carecemos de normas para la separación.

Si usted no se identifica con ninguno de los partidos políticos con registro, puede intentar formar, con un amplio grupo de compañeros, otro. Los requisitos, plazos y condiciones están claramente establecidos en el Cofipe (Art. 24-32). Si dos o más partidos quieren postular a un mismo candidato a la Presidencia de la República o a un número determinado de diputados y senadores, pueden integrar una coalición de acuerdo con lo que establece el Cofipe en los artículos 95 al 99. Si dos o más partidos desean trabajar conjuntamente fuera de la temporada electoral pueden constituir un frente tal y como se establece en el artículo 94. Si dos o más partidos se quieren fusionar para dar paso a una sola organización lo pueden hacer siguiendo los lineamientos que aparecen en el Cofipe (Art. 100). También cabe la posibilidad de formar una agrupación política nacional como forma de asociación complementaria a los propios partidos (Art. 33-35 del Cofipe).

Así, tenemos normas para la creación y fusión de los partidos y para regular sus coaliciones y frentes. Ese cuadro es complementado con la posibilidad legal de integrar agrupaciones políticas nacionales.

Lo que no encontrará usted en la ley es una sola palabra sobre la eventual fractura de un partido, sobre la posibilidad de un divorcio, una ruptura (civilizada o no), de una organización partidista.

A los matrimonios mal avenidos los mantiene unidos un patrimonio común, los hijos, un pasado y una memoria compartidos, e incluso la rutina. A los partidos cruzados por pleitos monumentales y extravagantes los mantiene unidos, en lo fundamental, el registro. La cohesión se perpetúa por...

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