Jorge Suárez-Vélez / Nunca entendieron 11

AutorJorge Suárez-Vélez

Sólo el tiempo nos concederá objetividad para evaluar el sexenio de Enrique Peña Nieto. Más allá de la cínica corrupción que propició un entorno en el que la victoria de López Obrador se volvió poco menos que inevitable, su gobierno marca el fin de una era aspiracional. El rudo despertar del sueño de modernidad nos confronta con el México pobre y desigual que muchos ignoraron. Nos deja en manos de quien diagnosticó bien el mal, mas no la receta para curarlo.

En forma sólo explicable como parte de una negociación mayor, EPN eligió callar ante el embate contra un legado -NAIM, reformas- importante para su lugar en la historia, pero más para el futuro del país. Deja una economía estable, con la calificación crediticia más alta en la región después de Chile. Si bien no crecemos suficiente, regiones enteras serían la envidia del sudeste asiático, corroborando que el problema no es la aplicación del paradigma, sino su ausencia en el sur del país. Desafortunadamente, la inusual estabilidad de fin del sexenio le da margen de maniobra a AMLO para mutilar a la administración pública sin generar las reacciones que su acción merecería.

Peña insistió en ser pararrayos de su gabinete. Su lealtad hacia gente impresentable, como Ruiz Esparza, le costó más capital del que tenía, pues no podía llamar a cuentas a sus gobernadores corruptos porque desviaron fondos para financiar su propia elección. Videgaray, hombre brillante y su delfín, cometió suicidio político en Malinalco. A pesar de colaboradores técnicamente sólidos como Meade, Guajardo o González Anaya, concluyen el sexenio sin entender que no entendían. Si quedaba duda, el Águila Azteca a Jared Kushner lo corrobora. Al pasar las reformas estructurales contra todo pronóstico, a punta de billetazos, debilitaron su implementación y mancharon de paso a todos los partidos, abriéndole el camino al nuevo: Morena.

En el epítome de la ingenuidad, la victoria de Del Mazo en el Estado de México los hizo delirar que podían replicar la estrategia a nivel nacional si lograban posicionar en segundo lugar a Meade, candidato "independiente", para volverlo el gran catalizador del voto anti-AMLO. Se convencieron de que podían "manejar" la elección con un margen que no existía desde la elección de Vicente Fox. Jamás creyeron qué tan generalizado era el...

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