Jorge Suárez-Vélez / Comprando popularidad

AutorJorge Suárez-Vélez

Se estima que al gobierno de México le ha costado 400 mil millones de pesos dejar de cobrar impuesto a las gasolinas y subsidiar su precio. Como lo demostró en 2013 un estudio del IMCO (https://bit.ly/3tTWkVg), este es un subsidio altamente regresivo, es decir, que beneficia mucho más a los ricos que a los pobres. Por cada peso que recibe el 10% más pobre de la población, el 10% más rico recibe $32. Esto es lógico, pues son quienes tienen automóvil.

Aun entendiendo la lógica política del subsidio, me parece carísimo salvaguardar así la popularidad del Presidente, que es en lo que realmente se "invierte". Se acumulan los disparates en los que se dilapida dinero que, de hecho, es nuestro y no de ellos: obras públicas absurdas que se hacen con brutal ineficiencia, un aeropuerto que nadie quiere usar, el pago total de un aeropuerto que nunca se construyó, trenes donde nadie los necesita y una refinería que está fuera de era, fuera de sitio y fuera de lógica. Nada más fácil que, en aras de ser popular, tirar dinero que hace urgentemente falta para cosas importantes.

Muchos justifican el subsidio debido al impacto positivo que tiene sobre la inflación. Sin embargo, al no permitir que el precio de la gasolina refleje su costo real, en medio de la crisis del mercado energético mundial ocasionada por la invasión rusa a Ucrania, no se desincentiva su consumo. En EU, donde el precio de la gasolina ha aumentado más de 40%, los consumidores han reaccionado usando menos el automóvil, comprando vehículos más eficientes -compactos, híbridos, eléctricos- incrementando el uso de ferrocarriles para transporte tanto de carga como de pasajeros, y de bicicletas en zonas urbanas. En México, mantendremos el consumo, al ni enterarnos de que son nuestros impuestos los que cubren el creciente costo.

El país del mundo donde más se subsidia la gasolina es Venezuela. Por lo mismo, la última vez que estuve en Caracas pude ver circulando un Falcon 1964 como el que tuvo mi papá, y un Maverick 1970 como el de mi mamá, que hoy son carcachas ineficientes y contaminantes. No hay incentivo para cambiarlos. ¿Cuánto podría haber hecho un gobierno sensato para modernizar el transporte público en ese país con una fracción del dinero que han tirado por décadas...

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