Jorge G. Castañeda / Debatir temas de verdad

AutorJorge G. Castañeda

Como cada año, al finalizar los cursos, miles de estudiantes recién graduados están a punto de salir al mundo para ocupar los puestos de trabajo que presuntamente les aguardan. Pero, la realidad que les espera no es demasiado reconfortante: en muchas empresas simplemente no hay lugar para ellos, otras rechazan pura y simple a los que provienen de las universidades públicas y, finalmente, aquellos que logran ser aceptados en alguna corporación no obtienen los salarios que esperaban. El sector público, a su vez, atraviesa un proceso de reestructuración a la baja, es decir, que parte de sus plazas están siendo recortadas.

Esta situación, dramática para los jóvenes justo en el momento en que buscan aplicar los conocimientos que adquirieron, se debe ciertamente a cuestiones laborales y sociales. Pero, más allá de estos aspectos, se trata, sobre todo, de un problema que hay que analizar como parte de los temas relacionados con la educación superior en su conjunto. De entrada, desde una perspectiva cuantitativa, el número de estudiantes es muy elevado y, a su vez, la calidad de la educación superior es absolutamente determinante para el desarrollo cultural, humano y económico de nuestro país: es un asunto crucial. De ahí que, desde hace algún tiempo, planteamos la creación de una Secretaría de Estado destinada a atender directamente, tanto la educación superior como la investigación científica y tecnológica. Se trata, justamente, de un proyecto para México, de una de esas propuestas de futuro que deberíamos estar debatiendo actualmente en vez de seguir empantanados en los interminables escándalos, en las intrigas, en los complots, en esos dimes y diretes que tanto nos ocupan.

La educación superior no es tan sólo asunto, por ejemplo, de construir una nueva universidad, una más, en el Distrito Federal y de anunciarla como un logro portentoso (para recolectar luego los consabidos dividendos políticos). Si de eso se tratara, los egresados de las universidades actualmente existentes se integrarían de manera automática al mundo laboral, tersa y sin mayores problemas. Estamos hablando de otra cosa, de un proyecto más ambicioso, de mayores alcances y, por ello mismo, fundamental para la competitividad y el desarrollo de nuestro país. Necesitamos un organismo encargado de organizar el conjunto de las actividades universitarias y de investigación; de articular las relaciones entre el sector universitario público y el sector universitario privado (que, no...

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