Jalisco y la homosexualidad

Lo notable en esta ocasión es que el fallo de la SCJN se debe a una acción de inconstitucionalidad (la 28/2015) que puso la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Indudablemente esta acción es producto no sólo de una comprometida defensa de los derechos humanos, sino también de una esclarecida postura respecto a la sexualidad humana que se nutre del conocimiento científico. Si bien la anterior jurisprudencia de la SCJN obliga a todos los jueces a acatar ese criterio ante los amparos que pongan personas homosexuales en cualquier entidad federativa del país, la reciente resolución plantea la necesidad de que los Congresos locales modifiquen sus leyes homófobas porque son anticonstitucionales. Con esta nueva resolución sobre el matrimonio igualitario en Jalisco la maquinaria jurí-dico-legislativa en materia civil de casi todas las entidades federativas del país tendría que poner manos a la obra para reformar sus códigos civiles.

Ahora bien, la resistencia a reformar las leyes se debe tanto a la ignorancia generalizada sobre cómo se desarrolla la orientación sexual en los seres humanos como al peso del rechazo clerical. Indudablemente hay una conexión entre el derecho y la moral social atravesada por las creencias culturales. En México la concepción cultural sobre la homosexualidad está teñida por el catolicismo, que es parte sustantiva de nuestro tejido cultural. Y, lo sabemos bien, para la Iglesia católica la homosexualidad es un pecado a combatir. De nada sirve que la evidencia científica sostenga que lo que hace que una persona tenga una vida sexual sana no es su orientación sexual, sino su ética sexual (el ejemplo más patente son los violadores de mujeres que, por supuesto, tienen una orientación heterosexual). Tampoco sirve que las asociaciones psiquiátricas y psicoanalíticas consideren el deseo homosexual como otra vertiente del deseo sexual humano, y no como una patología en sí misma. Pese a ello, persiste el prejuicio en las creencias culturales, que muchos legisladores y jueces comparten, alentados por los obispos y curas. Si algo caracteriza a las prescripciones eclesiásticas es la brecha que tienen respecto a las prácticas sociales y el saber científico.

Hoy se sabe que el amor no requiere complementariedad biológica y que no tiene fundamento la creencia de que...

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