Jaime Sánchez Susarrey / ¡Ah, el Estado de derecho!

AutorJaime Sánchez Susarrey

Esta semana, el secretario de Gobernación, Osorio Chong, hizo dos reconocimientos. Primero: aclarar que no se cuenta con un instrumento para decir que los integrantes de los grupos de autodefensa tienen que ver con la delincuencia (La Jornada, 19/ago/2013).

Segundo: "Estamos en diálogo con los que verdaderamente tienen o nacieron con el objetivo de proteger a sus comunidades y orientándoles a que no pueden estar trabajando por su cuenta al margen de la ley" (Reforma, 22/ago/13).

Pero el hecho es que a los integrantes de las autodefensas se les detiene, salvo algunas excepciones, por portar armas de uso exclusivo del Ejército y, en ocasiones, por el sólo hecho de portar armas (pisponeras, escopetas, pistolas de bajo calibre).

Dicho de otro modo, no se les detiene ni se les desarma por haber cometido algún delito con las armas en cuestión, sino por el simple hecho de portarlas sin el permiso correspondiente, tal como lo establece la Ley Federal de Armas.

Sobra advertir, sin embargo, que el desmantelamiento de las autodefensas en municipios como La Ruana y Buenavista Tomatlán, en Michoacán, dejará esas comunidades a merced, como ya lo estuvieron, del crimen organizado.

Mientras eso sucede, los asambleístas del PRD en la Ciudad de México reformaron el Código Penal para dejar en libertad a los vándalos que atacaron a la Policía y causaron destrozos a vehículos y comercios, el 1 de diciembre de 2012, en protesta por la toma de posesión del presidente de la República.

Ese mismo show, con mayor violencia, se repitió en la conmemoración del 10 de junio, el jueves de Corpus. Los policías fueron atacados, heridos con palos, piedras y aerosoles -a modo de pequeños lanzallamas-, pero resistieron estoicamente las embestidas.

Al final del día, los asambleístas perredistas reunieron fondos para pagar la fianza y liberar a la horda de vándalos.

Esta semana, para no quedarse atrás, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), con fuerza en Oaxaca, Michoacán y Guerrero, sitió la Cámara de Diputados, atacó a la Policía, rompió cristales, incendió un automóvil y destrozó otros.

Ante el vendaval, el presidente de la Cámara de Diputados, el priista Arroyo Vieyra, declaró orondo: "Yo lo que creo es que cambiar las malas costumbres de muchos años está costando mucho trabajo, que vencer reticencias está costando mucho trabajo, que tratar de tener una mejor educación está costando mucho trabajo. Pero les voy a decir una cosa: tenemos que seguir...

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