Colaborador Invitado / Eduardo Andere M.: Cerebro, una quisicosa

AutorColaborador Invitado

El cerebro es un enigma que lentamente sucumbe ante los ineluctables avances de la ciencia. En el nombre de la ciencia se descubre la naturaleza del hombre. No somos más que alrededor de cien mil millones de células cerebrales y unos cuantos trillones de comunicaciones entre ellas. Lo que comúnmente llamamos ser humano en realidad es un sistema encefálico-nervioso disfrazado de ser humano; y lo que normalmente llamamos consciencia no es otra cosa que el funcionamiento del tercer cerebro, el racional, el más desarrollado de los tres órganos evolucionados que componen nuestra masa encefálica: el reptiliano, límbico y neocortical.

De hecho mi capacidad de escribir estas líneas, como las tuyas de leerlas y sobre todo la consciencia de escribirlas y leerlas, demuestran el trabajo de este exquisito y todavía, pero no por mucho tiempo más, misterioso órgano nervioso.

Antes de las últimas dos o tres décadas solamente teníamos idea del funcionamiento del cerebro derivado del estudio en cerebros de animales (ratones, chimpancés) y cerebros humanos dañados, como el famosísimo caso de Phineas P. Gage del siglo XIX.

Pero el conocimiento profundo del cerebro apenas empezó hace un par de décadas con el advenimiento de las nuevas tecnologías no invasivas de estudio. Estas tecnologías pueden literalmente "leer" hasta los pensamientos.

Existen incipientes, pero promisorios, desarrollos tecnológicos con implantes cerebrales conocidos como interfaz cerebro-computadora que captan y digitalizan las señales del cerebro. Por ejemplo, estos interfaces son capaces de detectar la actividad ocasionada por un pensamiento específico donde una computadora programada interpreta y traduce dicho pensamiento (señal) en un efecto físico visible (activar una máquina, mover un brazo). Así, la ciencia persigue la esencia del hombre: el pensamiento no es producto del alma o del espíritu; es algo físico y, por tanto, medible.

Este es el futuro. Suena a ciencia ficción y quizá no lo veamos en actividad comercializada y democratizada sino dentro de 60 o 70 años, que fue el tiempo que transcurrió entre la primera computadora Konrad Z3 en 1941 y el iPhone en 2007, pero que transformará todo, desde la medicina, hasta la educación, la religión, la psicología y la filosofía del ser humano.

Pero ver el futuro no es algo aleatorio. ¿Quiénes ven el futuro? Quienes tienen más conocimiento y creatividad: dos capacidades cognitivas conectadas con otras secciones del cerebro que otrora se...

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