La invasión en ciernes en el Valle de Guadalupe

AutorJesusa Cervantes

ENSENADA, BC.- Enclavado en una de las siete zonas mediterráneas del mundo, el Valle de Guadalupe es devorado por inmobiliarias que especulan con terrenos en zonas de reserva ecológica, por políticos y empresarios que sustraen grandes cantidades de agua para sus empresas vinícolas y por ejidatarios que se apresuran a liberar sus tierras comunales para que puedan venderse a quien sea.

El caos, sostenido desde 1996, se inició cuando la Comisión Nacional del Agua aprobó la entrega de concesiones a personas ajenas al ejido; a la par, los propios ejidatarios acordaron desincorporar sus tierras para vender a privados que se fueron posesionando del valle vinícola más bello de México.

La zona, que produce 30% del vino que se consume en el país, ha llamado la atención de diversos personajes locales y nacionales, como hoteleros y empresarios de la talla del propietario de la acerera Villacero, Julio César Villarreal Guajardo, y del empresario Xavier Desiderio Autrey Maza, así como de los políticos Gustavo Ortega Joaquín, exalcalde de Cozumel y sobrino en segundo grado de Pedro Joaquín Coldwell; el priista César Camacho Quiroz y el panista y exdiputado federal Wenceslao Martínez Santos, entre otros.

Para los 79 vitivinicultores del valle, la zona peligra y temen que el agua se acabe en cinco años. La presencia de grandes consorcios inmobiliarios que venden predios en zonas de conservación ecológica para fraccionar, como el llamado Taray Residencial, anunciado por Grupo Concordia, o la empresa Del Valle Bienes Raíces, que promueve venta de terrenos para construir casas justo en la zona de propiedad "comunal" del ejido El Porvenir, tienen al borde de la desaparición la "vocación agrícola" de la zona, lamentan las vitivinícolas.

Pero los ejidatarios, quienes han visto cómo en la última década proliferaron las haciendas de vid con sus restaurantes, el problema es que estos negocios también les están quitando el agua, denuncian ante Proceso.

En entrevista, el comisariado ejidal, Rafael Romo, explica que en mayo de 2020 la asamblea determinó que la zona comunal se repartiera entre todos. Es decir, se "apar-celara" dándole 2.5 hectáreas a cada uno de los 100 miembros que forman el ejido.

"Ahora dicen que queremos hacer un fraccionamiento y tienen miedo los vitivinicultores.pero eso no es cierto. Nosotros aparcelamos, no fraccionamos. Los ejidatarios también tienen derecho a progresar", aclara el comisariado.

Las diferencias entre los vitivinícolas y los...

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