Introducción

AutorPenélope Castro Valdez
Páginas11-12
INTRODUCCION
Después de tantos mitos generados alrededor de la
emisión de comprobantes digitales, llegamos al 1o. de enero
de 2011 y nos enfrentamos a una nueva manera de convivir
con ellos, puesto que a pesar de la resistencia al cambio,
para muchos contribuyentes no hubo opción.
Las confusiones siguen, y el teléfono descompuesto no
deja de funcionar entre los ciudadanos, cada quien da su
punto de vista, o aconseja según lo que ha escuchado, pero
al final los platos rotos los paga el contribuyente, ante la
impotencia de comprender la revolución tecnológica a la que
se está enfrentando en materia fiscal.
Por otra parte, las soluciones tecnológicas no han
respondido de manera ágil a las necesidades de todos
los contribuyentes, en algunos casos se han tenido que
flexibilizar los requisitos para no detener el funcionamiento
comercial de los empresarios.
En la página de Internet del SAT también se han generado
saturaciones y en algunos casos el envío de los reportes
mensuales de comprobantes ha resultado toda una odisea
al generar una histeria colectiva el desconocimiento del
verdadero propósito de dicho reporte.
En 2011 se inició el cambio, pero incluyó la conciencia
de que las cosas ya no serán igual después de la evolución
tecnológica que vivimos a diario. Sin embargo, varios
prefirieron no arriesgarse y continuar con sus facturas
“viejitas” con cédula impresa; mientras tanto, los que nunca
expiden comprobantes ni pagan impuestos, siguen felices en
la economía informal.
Por lo menos ya nos estamos acostumbrando a diferenciar
el tratamiento de los comprobantes en papel de los digitales,
no se pueden tratar de la misma manera y su valor probatorio
radica en su esencia, por algo se cambió la leyenda de

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