Intelectuales y política

AutorNorbert Lechner
Páginas393-395
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INTELECTUALES Y POLÍTICA*
LLAMO LA ATENCIÓN acerca del seminario Los intelectuales y los dilemas políti-
cos en el siglo XX organizado por la Flacso y la UAM-Xochimilco. A lo largo de tres
meses se analiza la obra y vida de grandes intelectuales, de Benjamin a Hunting-
ton, pasando por Weber, Bobbio, Hirschman, entre muchos otros. Más allá de
lo que podemos aprender de cada uno de ellos en términos de conocimien-
to de nuestra época, se trata de un valioso ejercicio de autorre exión acerca
de nuestra propia labor como intelectuales. En América Latina tenemos poca
tradición en dar cuenta de nuestro quehacer, pasamos de tema en tema, de
coyuntura en coyuntura, sin hacer memoria. Nos cuesta asumir nuestra res-
ponsabilidad, es decir, responder a alguien (el público, los conciudadanos)
por algo (la actividad intelectual). Una de las razones que inhibe ese bené co
ejercicio de autorre exión en nuestros países radica en la tradición corte-
sana; quiero decir, una atención desmesurada a la relación de intelectuales
y poder. Se tiende a evaluar (autoevaluar) la labor intelectual en función de
su in uencia en las decisiones políticas, sea como consejero tras el trono, sea
como portavoz de los marginados. Ello produce —más allá de la saludable
polémica— una partidización de consecuencias nefastas. La partidización del
debate intelectual me parece deplorable, porque debilita aún más la de por sí
frágil esfera pública en nuestros países. En lugar de fortalecer lo público como
ámbito autónomo y crítico, tanto de la esfera estatal como del mundo priva-
do, la discusión ciudadana termina identi cada con la (por lo demás, necesa-
ria y muy legítima) lucha de los partidos políticos.
Se mantiene, aunque sólo de manera tácita, la tradición gramsciana del
intelectual orgánico que racionaliza los intereses de un grupo social y divul-
ga las opciones de su partido político. Esta concepción del intelectual me pa-
rece obsoleta de cara a las transformaciones tanto de la sociedad civil como
de la sociedad política. Tiene lugar un acelerado proceso de diferenciación
y fragmentación social que inhibe cualquier tipo de a nidad orgánica con
algún sujeto preconstituido. Cuando los lazos de integración social se debi-
litan y las identidades colectivas saltan hechas añicos, el intelectual ya no
logra operar como correa de transmisión. En esa función auxiliar ni siquiera
* En L. Baca e I. Cisneros, Los intelectuales y los dilemas políticos en el siglo XX, México, Fa-
cultad Latinoamericana de Ciencias Sociales–Triana Editores, 1997, t. 1, pp. 33-35.

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