Insite 2000...: O de la frontera q e fue blanda

AutorDavid Martín del Campo

TIJUANA. -José Alfredo Romero descansa sobre la barda. Tiene las piernas, lo que se dice, sobre territorio de dos países. Está pendiente al tableteo del nuevo frontón que erigieron ahí, en la colonia Libertad, unos tipos raros. Son las cinco de la tarde y la brisa comienza a refrescar. A sus 11 años, por menudo y ligero, es el que se encarga de ir por las pelotas perdidas que caen en territorio estadounidense. Los que juegan son dos muchachos mayores, Toni Terrón y "El Broder "Zamora, que parece per . larse como el campeón del barrio. Desde su incómodo asiento Alfredo mira, al otro lado, las tres camionetas de la Migra que vigilan ese corredor de polvo como el territorio de nadie.

El frontón no existía hace una semana.

Es una de las "instalaciones "contempladas en el programa de InSite 2000, proyecto binacional de cultura para la región Tijuana-San Diego que se verifica en su cuarta versión. El autor del proyecto, titulado "Las reglas del juego ", es el mexicano Gustavo Artigas, uno de los 34 artistas provenientes de diversos países que fueron convocados por los organizadores del evento. La originalidad del proyecto es patente: igual que los indocumentados que intentan incursionar hacia las colinas del norte, los deportistas practican ese juego de lanzamiento y rebote, una y otra vez, como si la pared de la cancha fuera la severidad misma de las nuevas políticas migratorias.

Artigas nació en 1979 y ha obtenido diversos galardones internacionales. Obsesionado por trabajar con los espacios públicos para alterar su entorno, organizó aquí mismo un evento deportivo excepcional: un partido simultáneo de basquetbol y futbol entre cuatro equipos de bachilleres, dos de Tijuana y dos de San Diego. Como de locura.

El partido fue en el ex casino de Agua Caliente, convertido años atrás en la Escuela Federal Lázaro Cárdenas. Ahí, en su gimnasio techado, fue el encuentro entre las escuadras "Saturno "y "Lakers "del condado de San Diego (casi todos muchachos de color), y los equipos de futbol rápido "Osos " y "Jaguares ", del Cetys local y de la preparatoria anfitriona. Un caos deportivo, imaginaría uno, pero que no lo fue tanto en esos dos tiempos de 20 minutos. Eran dos reglamentos, dos estrategias, dos propósitos en apariencia y así, con el griterío y las porras, los inevitables roces y los silbatazos cruzados de los árbitros, los goles y las canastas comenzaron a sucederse en un juego confuso, bizarro y divertido, cuyo mayor percance fue el descontón...

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