Iniciativa parlamentaria que reforma los artículos 3o., 4o. y 13 de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, para incluir el concepto y definición de región agroalimentaria autosustentable., de 8 de Marzo de 2016

Que reforma los artículos 3o., 4o. y 13 de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, a cargo de la diputada Carmen Victoria Campa Almaral, del Grupo Parlamentario de Nueva Alianza

La suscrita, Carmen Victoria Campa Almaral, diputada federal del Grupo Parlamentario de Nueva Alianza en la LXIII Legislatura del honorable Congreso de la Unión, con fundamento en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y los artículos 6o., fracción I, del numeral 1, 77 y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados, somete a la consideración de esta honorable soberanía, la siguiente iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman las fracciones VI y XXVI recorriendo en su numeración las subsecuentes fracciones del artículo 3o.; se reforma el artículo 4o.; y se reforma la fracción VII del artículo 13 todos de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, al tenor del siguiente

Planteamiento del problema

Hoy vemos con cierta indiferencia que las políticas públicas y programas sectoriales para el desarrollo económico y social del país se centralizan en el sistema urbano nacional, que comprende a 384 ciudades con más de 15 mil habitantes donde habitan más de 81 millones de mexicanos (72.3 por ciento de la población total) 1 .

Para esos asentamientos, los tres órdenes de gobierno y demás actores sociales y políticos, diseñan e implementan políticas, programas, leyes, proyectos de desarrollo regional con abultados presupuestos, que tienen por interés generar empleo, servicios de salud, educación, transporte público, abasto de agua, vivienda, áreas verdes y demás; preocupaciones que considero justificadas; sin embargo, es oportuno formular algunas preguntas muy pertinentes en este asunto: primera, ¿cuántos asentamientos humanos hay en México que tienen menos de 15 mil habitantes?, segunda, ¿qué políticas y programas estamos diseñando para mejorar la calidad de vida y bienestar social en esos asentamientos? y tercero, ¿dónde se producen los alimentos que consumen los mexicanos que viven en el denominado Sistema Urbano Nacional y los que vivimos fuera de él?

La respuesta a estas tres preguntas pareciera intrascendente. No obstante, dadas las condiciones de crisis económica, desempleo y pobreza que afectan a más de 50 po0r ciento de los mexicanos, nos resulta imprescindible revisar los instrumentos de política pública que tiene México para que los habitantes que viven en las regiones más vulnerables del país tengan una posibilidad real para vivir y mantener honestamente a sus familias y se queden en sus lugares de origen.

Hoy la violencia extrema que afecta a tres cuartas partes del territorio mexicano tiene, entre otras explicaciones, el abandono forzado de las comunidades y poblados por falta de oportunidades de empleo y escasa oferta de servicios, los alimentos básicos se volvieron escasos y caros, las actividades primarias dejaron de ser rentables debido a la falta de agua y tecnologías modernas; con los años, hemos visto grandes regiones con alta vocación productiva abandonadas o siendo escondites de maleantes.

En estas circunstancias que vive el país, convoco a esta soberanía a revisar los instrumentos de política económica y social de que disponemos para ver el territorio como unidad total de planeación económica y social. Es nuestra responsabilidad recuperar la soberanía alimentaria mediante la activación de las regiones con vocación agroalimentaria, para que los hombres y las mujeres se queden en sus lugares de origen y no sean absorbidos por los cinturones de pobreza urbana ni por los circuitos del crimen organizado o la violencia que tienen como origen la pobreza material y, sobretodo, la imposibilidad de alimentar a sus familias.

El crecimiento urbano implica la expansión del área de las ciudades para dar vivienda a su población en aumento constante. Esa expansión propicia una transición productiva que desplaza la actividad agrícola en favor del sector secundario y terciario de la economía; por lo tanto, el volumen de alimentos que demanda esta población en aumento es traído por necesidad, desde zonas más alejadas o del extranjero.

Por tanto, se han juntado dos efectos perversos que atentan contra la producción de alimentos de origen nacional. Por un lado, la expansión de las ciudades reduce la frontera agrícola local y, por otra, la falta de inversiones frescas en infraestructura, en organización económica y en capacitación, ha colapsado la rentabilidad agroalimentaria de las comunidades y regiones productoras de alimentos. Lo anterior nos obliga a revisar la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, las políticas agropecuarias y los programas implementados en lo que respecta a la producción de alimentos y mejoramiento del bienestar de la población que vive fuera del Sistema Urbano Nacional.

Argumentación

La Ley de Desarrollo Rural Sustentable y la Ley General de Desarrollo Social mencionan como principio del pueblo mexicano: la soberanía alimentaria como un derecho irrenunciable de los pueblos y como un objetivo estratégico y obligatorio del Estado el garantizar que los mexicanos, comunidades y pueblos avancen hacia la autosuficiencia de alimentos sanos y culturalmente apropiados para todos. En consecuencia, el país deberá diseñar políticas y programas sectoriales que hagan posible cumplir este objetivo.

Al respecto, los artículos 7o. y 8o. de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable establecen que: Artículo 7o. Para impulsar el desarrollo rural sustentable, el Estado promoverá la capitalización del sector mediante obras de infraestructura básica y productiva, y de servicios a la producción así como a través de apoyos directos a los productores, que les permitan realizar las inversiones necesarias... Artículo 8o. Las acciones de desarrollo rural sustentable que efectúe el estado, atenderá de manera diferenciada y prioritaria apoyará a las regiones y zonas con mayor rezago social y económico, mediante el impulso a las actividades del medio rural, el incremento de la inversión productiva...

Ambos artículos dan sustento para buscar los instrumentos de política y programas para lograr efectivamente incrementar, diversificar y reconvertir la producción para atender la demanda y para fortalecer y ampliar el mercado interno y recuperar así, la economía campesina, el autoabasto y el desarrollo de mercados...

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