Derechos Humanos, ingredientes indispensables en la exigencia a un trabajo digno

AutorLuis Antonio Hernández Sandoval
Páginas137-138
Centro de Estudios 137
Hace unos días, mi hijo de tres años
me hizo una pregunta a la que no
respondí inmediatamente ¿a qué
sabe tu trabajo? Él conoce que voy
a trabajar a un lugar que abrevia
como derechos humanos, debido al
correspondiente cuestionamiento
sobre mi ausencia diaria; así, cuan-
do él vincula esta acción -trabajar-
a lo que cree y ve, de inmediato
mueve sus manos y comienza a
pulsar un teclado imaginario. Sin
duda, somos los mejores aprendi-
ces de estos maestros que comien-
zan a ref‌l exionar las cosas de la vida
desde su particular experiencia.
Para contestar una pregun
ta como
la anterior se necesita un enfoque
personal, aunque, irremediable-
mente también debemos remitirnos
a los ingredientes que tiene el tra-
bajo en las sociedades y en las cul-
turas. Una causa posible que inf‌l uye
en la perspectiva de un niño para
enlazar el gusto con el trabajo, es el
importante lapso de tiempo que se
dedica a esta actividad, por tanto,
lo que se denomina trabajo debe ser
algo verdaderamente bueno para
que una persona no deje de hacerlo
de forma rutinaria -claro, sin olvidar
la labor que se realiza en un hogar-
por otra parte, es insostenible todo
argumento que ubique al trabajo
tan sólo como medio que permite
obtener dinero para el sustento de
una familia, aunque en la actualidad
esta sea la base en que descansa.
Es posible detectar varios compo-
nentes que dan sabor al trabajo, tal
y como se entiende en la sociedad
actual; como el agridulce provenien-
te de las personas al servicio de los
gobiernos. El empleo del burócrata
se consigue por lo regular mediante
ingeniosas fórmulas para distribuir
puestos a través de mecanismos
como el nepotismo, el compadraz-
go, el cuatachismo, todos derivados
del clientelismo, donde la valía de
una persona no es necesaria y la es-
pecialización que una persona había
conseguido tropieza consigo misma,
porque el sistema educativo le pro-
metió que bastaba la competencia
y su molde basado en méritos para
salir adelante y a la mejor conseguir
un puesto en gobierno.
Siempre que pueden, muchos ser-
vidores públicos asumen el servicio
público para servirse no para servir.
Así, el trabajo proveniente del ser-
vicio público se convierte en una
labor curiosa para unos cuantos
afortunados, que justif‌i can el apro-
vechamiento del erario público y
su indiferencia al sobrevalorar ese
DERECHOS H UMA NOS, INGREDIENTE INDISPENSABLE
EN LA EXIGENCIA A UN TRABAJO DIGN O
Luis Antonio Hernández Sandoval

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