Infanticidio de élite

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- A las 09:12 horas del pasado 4 de diciembre, Yulia-na Samboní Muñoz -una niña indígena de siete años, cuya familia llegó a esta capital huyendo de la violencia en el sur colombiano- jugaba con uno de sus primos y una amiga en una calle polvorienta del barrio Bosques Calderón cuando una camioneta Nissan X-Trail gris se detuvo junto a ella.

El conductor, Rafael Uribe Noguera, abrió la puerta derecha del vehículo y la llamó.

-Ven, te voy a dar dinero -le dijo, extendiendo un billete de dos mil pesos (unos 70 centavos de dólar), según el relato del primo de Yuliana.

Cuando la niña se acercó, Rafael, un exitoso arquitecto de 38 años -que según la policía había pasado la noche consumiendo alcohol y drogas-, la tomó de un brazo y la jaló hacia dentro de la camioneta. El primo de Yuliana alcanzó a sujetar a la niña de los pies e intentó bajarla del vehículo, pero Rafael aceleró y huyó con la menor.

Una cámara de seguridad registró el momento en que el vehículo cruzó una de las calles terrosas de Bosques Calderón a alta velocidad. Los zigzagueos que se aprecian en un tramo indican a los investigadores que Rafael Uribe Noguera no tenía pleno control de la camioneta porque iba sujetando a Yuliana.

"Yo estaba en la calle, bajando agua de mi camión, y lo vi raro. Tenía lentes oscuros. Iba muy rápido. Hasta golpeó muy fuerte la camioneta en una zanja; se oyó un golpe duro, pero él siguió a toda velocidad", dice Hugo Nelson Rodríguez, vecino del barrio.

El primo de Yuliana corrió hacia la casa de la niña a notificar a sus tíos del secuestro. Nelly Muñoz y Juvencio Samboní, los padres de la menor, salieron en su busca. A los pocos minutos todo el barrio -un asentamiento de casas desvencijadas y gente pobre, a pocas cuadras de elegantes zonas residenciales- conocía la noticia del rapto de Yuliana y colaboraba en la búsqueda.

Un vecino, Raúl Benavides, alcanzó a anotar las placas de la camioneta: DBO-960, y con esa información Juvencio Samboní llamó a la policía.

Antes de las 10:00 horas, patrulleros y agentes del Grupo Antisecuestros (Gau-ía) de la Policía Nacional de Colombia entrevistaban a los habitantes del sector que habían presenciado la llegada y la huida de la camioneta gris y revisaban las cámaras de seguridad de la zona.

La gente de Bosques Calderón estaba sorprendida, indignada y presta a colaborar en todo con la familia Samboní Muñoz y con la policía. Varios vecinos dijeron haber visto al conductor de la Nissan X-Trail merodear el sector en días previos e, incluso, acechar a la niña.

Juvencio Samboní había llegado al barrio hacía cuatro años, procedente de El Tambo, un caserío rural del surocciden-tal departamento del Cauca. Es un indígena y campesino desplazado por la violencia guerrillera y él y su familia están registrados como víctimas en la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas del Conflicto Armado. Yuliana había llegado en 2015 a Bogotá con su mamá y su hermanita menor, Nicol.

Juvencio trabaja como albañil y "escasamente percibe ingresos para el sustento diario de su familia", consigna la Fiscalía

General de la Nación en el expediente del caso. Nelly, la mamá, quien el 4 de diciembre fue hospitalizada en estado de shocfe, hacía limpieza en edificios.

Casi todos en Bosques Calderón los conocen. En esa barriada de los cerros orientales de Bogotá viven decenas de desplazados del Cauca. Son muy unidos y suelen acompañarse en las fiestas y en las desgracias. Tienen costumbres campesinas y la genuina solidaridad de los marginados, de los más jodidos.

Ese 4 de diciembre muchos se dieron a la tarea de buscar a Yuliana en los barrios elegantes de los alrededores. Algunos caminaron hacia Chapinero Alto, pocas cuadras al sur de Bosques Calderón. Trataban de identificar entre el escaso tráfico de ese día una camioneta gris.

Los pasos del lobo

Según el Escrito de Acusación 03772 de la Fiscalía General de la Nación -documento de 38 páginas cuya copia tiene Proceso-, Uribe Noguera salió del edificio Equus 64, de Chapinero Alto, a las 09:00 horas de ese domingo en una camioneta Nissan X-Trail gris, que hacía meses le había comprado a su cuñada, Laura Arboleda; el vehículo continuaba a nombre de ella. Rafael vivía en ese edificio, uno de los muchos que ha construido su familia, propietaria de Las-caux Construcciones, empresa de la cual él era un alto ejecutivo. El apartamento 601 es de su propiedad.

En una cámara de seguridad, el guardia del inmueble, Luis Fernando Murcia, vio salir al "arquitecto Uribe" conduciendo el vehículo. Media hora después, Rafael regresó al edificio. Ya había secuestrado a Yuliana y la niña estaba recostada en el asiento delantero de la camioneta, sometida por él. El guardia dijo en su declaración ante un fiscal que el arquitecto ingresó al estacionamiento pero que no...

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